La laxitud monetaria preocupa al Fondo Monetario Internacional, aunque sin llegar a encender el farolillo rojo. El temor de los técnicos del organismo es que el largo periodo de dinero barato haya extendido el crédito a deudores de alto riesgo. Así identifica como fuentes potenciales de inestabilidad la deuda de las empresas y el mercado de la vivienda. “Los periodos de bajos tipos de interés llevan a la tentación de que se adopten más riegos de los debidos”, insiste.

MÁS INFORMACIÓN

El organismo que dirige Christine Lagarde plantea el doble problema en un análisis técnico que se presentará la semana próxima en la reunión semestral que celebra en Washington. Uno de los tres capítulos del informe que se ha publicado hoy se concentra en la expansión del crédito a las empresas, “que está a niveles históricamente altos” respecto al producto interior bruto tanto en las economías desarrolladas como emergentes.

Los técnicos observan cierta heterogeneidad en la evolución del crédito corporativo en EE UU y la Unión Europea. En el caso concreto de España, indica que antes de la crisis las empresas de mayor riesgo tuvieron “el mismo acceso a los préstamos bancarios” que aquella con un perfil más solvente. Y aunque se redujo “significativamente” en el periodo inicial de la recuperación, ve una asociación entre bajos tipos y la probabilidad de que se extienda el crédito entre firmas con un riesgo más alto.

El FMI detecta que tanto en EE UU como en Europa se están emitiendo bonos corporativos con un grado de solvencia cada vez más bajos. Es una tendencia sobre la que advirtió en otoño, pero que sigue avanzando. “Aunque la mayor asunción de riesgo puede ser una señal de que la economía mejora”, argumenta, “puede alimentar vulnerabilidades que pueden dañar el crecimiento futuro si se hace excesivamente”.

Más riesgos

El incremento de los riesgos, explica, eleva la probabilidad de que se produzca una crisis bancaria y, por tanto, hace al conjunto del sistema financiero más vulnerable a los choques. “La persistencia de una condiciones financieras laxas provoca que los inversores vayan a la caza de la rentabilidad en activos que van más allá de su tolerancia tradicional hacia inversiones arriesgadas”, insiste.

Aunque el proceso de retirada de estímulos está en marcha en países como Estados Unidos, y pese a la volatilidad de los mercados, las condiciones financieras siguen siendo muy laxas. “Hay que prestar mucha atención al volumen y a la calidad del crédito que entra en la economía”, insiste el economista Claudio Raddatz.

“Cuando las empresas piden crédito de una manera descontrolada”, insiste, “los supervisores y los reguladores deben ponerle freno”. Para proteger el sistema financiero si es necesario, el FMI pide a las autoridades que sean vigilantes, que adopten políticas para mitigar el incremento de los riesgos de la rápida expansión del crédito y afinen sus sistemas de recolección de datos.

Vivienda

Otra fuente de vulnerabilidad derivada de la laxitud monetaria global está vinculada a la vivienda. Es otro factor de riesgo para la estabilidad si las condiciones cambian, como indica Raddatz, y caen el valor de estos activos como sucedió hace una década durante la crisis financiera. El informe analiza la evolución de los precios en 44 grandes ciudades, como Madrid, Londres y Nueva York.

Los técnicos del organismo observan que hay una sincronización en los precios a escala global. “Se mueven en tándem entre los países y las mayores ciudades”, demuestra el capítulo. El repunte en el valor de la vivienda es una muestra de que la actividad económica progresa en la buena dirección, porque crece la demanda. “Pero los recientes incrementos se explican también por los bajos tipos”, añade.

La integración de los mercados financieros facilita la sincronización de precios y también que haya inversores que buscan activos por todo el mundo. Por eso el FMI advierte a las autoridades financieras que “no pueden ignorar” que la evolución del valor de la vivienda en otro país pueda afectar a su mercado. “Quizás no sea motivo de intervención”, concluye, “pero puede ser un riesgo para la economía real”.

Jane Dokko, la economista encargada de elabora este análisis, admite que aplicaciones para compartir vivienda como Airbnb pueden llegar a ser un mecanismo importante para la sincronización futura de los precios. Dokko señala que en este momento el FMI cuentan con escasos datos para poder examinar sus efectos, porque es un negocio relativamente demasiado pequeño todavía. «Es pronto para especular», concluye.

Fuente: El País