El IPC se situó en diciembre en el 1,2%, cinco décimas menos que en noviembre, según ha informado este viernes el Instituto Nacional de Estadística, que achaca la caída a una subida de la gasolina y el gasóleo menor que la de hace doce meses. La tasa, la más baja del año, supone, no obstante, una pérdida de poder adquisitivo para los funcionarios y los pensionistas. Estos últimos pierden casi un punto de poder de compra, dado que la subida de las pensiones fue este año del 0,25%. Los funcionarios, por su parte, también pierden, dado que sus sueldos subieron un 1%. Si en vez de tomar el dato de cierre del año, que es el que se usa habitualmente como referencia para pensiones y salarios, se toma la media anual, cercana al 2%, la pérdida de poder de compra es mayor.

Pese a que la tasa de infación cierra el año en niveles muy inferiores a los que mostraba cuando comenzó, ni los pensionistas ni los funcionarios se salvan de perder poder de compra. Los primeros son los que salen peor parados, aunque ambos colectivos, en total más de 12 millones de personas, son hoy un poco más pobres -o algo menos ricos- que a comienzos de año.

Las pensiones en 2017 continuaron casi congeladas. El pasado mes de enero, con la inflación a ritmo del 3%, a los pensionistas se les aplicó por cuarto año consecutivo la subida automática del 0,25% que marca la fórmula de revalorización introducida en la última reforma de pensiones, que tiene en cuenta la situación financiera de la Seguridad Social y este lleva en números rojos desde 2012. La fórmula establece una subida mínima del 0,25% y un techo máximo del IPC más un 0,50%. Hoy mismo, el Consejo de Ministros aprobará una nueva subida del 0,25% para 2018, la quinta.

Así, teniendo en cuenta que la inflación, a falta de que el INE confirme el dato a mediados de enero, llega a diciembre en el 1,2%, la pérdida de poder de compra de los pensionistas es de 0,95 puntos porcentuales. Es el segundo año consecutivo en que los pensionistas pierden poder adquisitivo. En 2016, pese a que durante el año la infación se movió en terreno negativo buena parte del año, terminó disparándose en diciembre hasta el 1,6%, una diferencia de 1,35 puntos a costa de los bolsillos de los 8,5 millones de pensionistas. En los cuatro años anteriores, merced a una inflación escasa o negativa y a que en 2013 aún no estaba en vigor la fórmula actual de revalorización de las pensiones, habían salido ganando a final de año.

Por su parte, a los funcionarios, una vez se aprobaron los presupuestos, se les aplicó un incremento salarial del 1%, por lo que pierden dos décimas de poder de compra.

Inflación media

Si en lugar de tener en cuenta el dato de diciembre, que es el que se usa habitualmente para el cálculo de las subidas salariales —tradicionalmente se usaba el de noviembre para subir las pensiones, hasta que la reforma de 2012 dejó de referenciarlas al IPC— y se usa el dato de la media anual, tanto pensionistas como funcionarios salen peor parados y, además, habría que incluir a casi todos los trabajadores en el grupo de los que pueden comprar menos con su sueldo.

El propio Gobierno se agarró a la inflación media anual, que quedó en el -0,2%, para negar que los pensionistas perdieran poder adquisitivo el año pasado. Si nos atenemos a esa media, la inflación se va en 2017 al 1,975%, con lo que los pensionistas perderían 1,725 puntos de poder de compra, los funcionarios 0,975 y el común de trabajadores, alrededor de medio punto, dado que la media de subida salarial en convenio se sitúa este año en el 1,43%.

Quienes no pierden poder de compra se mida como se mida son los alrededor de 500.000 trabajadores que perciben el salario mínimo interprofesional (SMI), que subirá un 4% en 2018, según acordó el Gobierno con los sindicatos la semana pasada. El Consejo de Ministros dará este viernes luz verde a esa subida, firmada en un acto en Moncloa esta semana.

Fuente: El País