La Comisión Europea no era la responsable de la supervisión de los bancos durante la crisis financiera, pero el mecanismo de rescate funcionó bien permitiendo un ahorro de 13.000 millones para los contribuyentes. Además, recordó que la Comisión Europea alertó en 2005 de la acumulación de desequilibrios por el déficit por cuenta corriente y la excesiva dependencia de los impuestos a la actividad inmobiliaria, estos han sido los dos principales mensajes de Servaas Deroose, jefe de la misión del rescate en 2012, que concluyó urgiendo a la privatización de Bankia y la limpieza de los activos morosos que siguen en los balances bancarios. Sobre el Banco de España, el actual jefe de unidad del Ecofin, el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros, dijo que la supervisión «no fue suficiente, tenía carencias, pero tampoco contaba con la capacidad normativa y de sanción adecuadas» para esta crisis.
A lo largo de su exposición la comisión de investigación de la crisis financiera, el rescate bancario y la quiebra de las cajas de ahorro del Congreso, el experto no hizo referencia a que, según estimaciones de la propia Comisión, las ayudas a la banca supusieron en España cerca de 62.000 millones, de los cuales 48.000 millones no podrán recuperarse, según los cálculos actuales. A pesar de haber inyectado menos dinero que Reino Unido, Irlanda o Alemania, ningún otro país asumirá tantas pérdidas por las ayudas otorgadas, algo que le recordaron la mayoría de los portavoces de los grupos económicos.
Deroose, que dirige la unidad de los conocidos como hombres de negro que determinaron las ayudas del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), un total de 41.300 millones, realizó una explicación clásica de la crisis financiera. Cargó la culpa en los excesivos salarios, la falta de competitividad, el crédito concentrado y fuera de control de los bancos en el sector inmobiliario y una dependencia de los mercados exteriores que se hizo insostenible con la pérdida de credibilidad de la solvencia bancaria. Todo esto obligó a que el Gobierno pidiera el rescate, explicó Deroose, para concluir que «el reparto de cargas fue adecuado y permitió la reducción de 13.000 millones en el coste de los contribuyentes». No obstante, no aclaró con detalle de dónde proviene esta cantidad.
Lo que sí aclaró Deroose es que todo lo relativo a la supervisión bancaria correspondía al supervisor español en los años de la crisis, y que de su análisis concluyeron que las cajas tenían problemas por la titularidad de su propiedad y la gran influencia de los gobiernos regionales. Esta situación podría haber desalentado la toma de medidas más drásticas por parte del supervisor, y recordó las advertencias del Fondo Monetario Internacional que aludían a la falta de un marco adecuado para recapitalizar a todos los bancos por temor a penalizar a los viables.
Aunque no tenían capacidad de supervisión financiera, Deroose dijo que, «a mediados de los años 2000, advertimos de los desequilibrios macroeconómicos, los excesos del boom de la vivienda y sus consecuencias fiscales». No hubo más referencias a ningún Gobierno concreto.
Las preguntas de los grupos parlamentarios coincidieron en por qué ha caído el Popular si Deroose cree que el sistema quedó saneado en 2013, tras la inyección de dinero, y cuál era el futuro de la Sareb. Respecto al Popular, el jefe del Ecofin dijo que «era un banco que estaba en la zona gris» de solvencia, es decir, en una situación dudosa, «pero acudió al mercado a por capital privado», por lo que salió de un control más estricto. Aclaró que no se pudo obligar a llevar activos morosos a la Sareb «porque esa posibilidad solo existía para los que habían tenido inyecciones públicas. Las dudas sobre el Popular deben responderlas los gestores y supervisores», concluyó.
La intervención más crítica de los portavoces fue de Alberto Montero, de Unidos Podemos, que le criticó la autocomplacencia de la resolución de la crisis por el gran coste social que ha tenido. Deroose respondió que no se conformaban con lo se había hecho, incluso admitió que podían haber subestimado el impacto recesivo de las medidas de austeridad que tomaron.
Deroose fue especialmente crítico con las agencias de raiting. «Su actuación es procíclica; deberíamos analizar cómo cambiar su funcionamiento y ver cómo pueden tener menos influencia en los mercados porque pueden desencadenar crisis». Respecto si España está a salvo de futuras crisis, este hombre de negro dijo que «debemos ser cautos y seguir con las reformas estructurales. El crecimiento económico se va a desacelerar». El jefe del Ecofin admitió que su objetivo debe ser que las siguientes crisis «no las pague el bolsillo de los contribuyentes»
Fuente: El País