Tras años de crisis, el banco más antiguo del mundo sigue con problemas más que graves. El italiano Monte dei Paschi di Siena (MPS),controlado por el Estado en un 70%, anunció ayer unas pérdidas netas de 3.502,3 millones en 2017, un 8,1% más que los 3.241,1 millones de 2016.

La caída de los ingresos y las nuevas provisiones hunden el resultado del banco fundado en 1472 que fue rescatado por el Gobierno italiano en julio pasado con una inyección de 5.400 millones. Roma logró que la Comisión Europea le permitiera no quebrar la entidad y venderla —como se supone que exige la legislación vigente— por la presentación de un plan de reestructuración que prevé el recorte de 5.500 empleos, el 21,5% del total, así como el cierre de 600 sucursales, un 30%, hasta 2021.

Además, el Estado asumió 28.600 millones en préstamos improductivos y desinversiones que fueron a un banco malo financiado por Italia, algo diferente de lo que ocurrió en España, que pidió 42.000 millones a Europa.

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Menos créditos

La banca italiana acumula disgustos: en junio pasado el Gobierno destinó 5.000 millones, con posibilidad de elevarlos hasta 17.000 millones, para limpiar el Popolare di Vicenza y Veneto Banca y que se lo quedara Intesa Sanpaolo.

La cuenta de resultados del banco de Siena presenta fuertes caídas en todos los márgenes. Incluso antes de las provisiones, los resultados caen un 10,7%. Las dotaciones se han elevado un 19,2%, hasta los 5.324 millones. El volumen de crédito descendió un 19% y los depósitos de clientes bajaron un 6,5%.

La entidad justifica sus negativos resultados en las provisiones, los menores intereses de la cartera de renta fija y participadas y la caída de los tipos de interés. Los gastos suben un 3% “porque todavía no se han beneficiado del recorte de 1.200 empleos”. La única noticia positiva es que, tras la inyección de dinero público, la fortaleza financiera cerró 2017 con una alta solvencia, con una ratio de capital por encima de los niveles exigidos.

Fuente: El País