Lejos del bosque de Sherwood y de la ciudad británica de Nottingham, un verdadero Robin Hood se escondía en Forni di Sopra, un pequeño pueblo de unos 1.000 habitantes perdido entre los Alpes italianos. Un escenario en principio más propicio para encontrar a Heidi o a la extensa familia de Sonrisas y Lágrimas.  Gilberto Baschiera, el exdirector de la oficina en la localidad del banco italiano Banca di Carnia e Gemonese Credito Cooperativo, ha sido condenado a dos años de cárcel por realizar pequeñas transacciones desde las cuentas de sus clientes más adinerados a las de los que tenían más problemas económicos.

Baschiera, según informa el diario italiano Il Corriere della Sera, empezó a operar en 2009, en plena crisis económica. Su modus operandi era realizar esos pequeños ingresos en las cuentas de los clientes que tenían vetado el acceso al crédito, de acuerdo a los estándares del banco, para que así pudiesen acceder a la financiación que necesitaban. Coincidió con un momento en el que los estragos de la caída de grandes de las finanzas como Lehman Brothers provocó un terremoto financiero en todo el mundo. Y los bancos no se fiaban ni de prestarse dinero entre ellos ni de hacerlo a particulares.

Según explica su abogado, Roberto Mete, a la BBC, la idea del exbanquero era que estos clientes pobres fuesen reponiendo ese dinero progresivamente. Pero algunos de ellos finalmente no lo hicieron. Algo que terminó por condenar a Baschiera, cuando uno de sus empleados descubrió el agujero en las cuentas de algunos de sus clientes ricos. Y, acto seguido, el propio Robin Hood italiano llamó por teléfono a cada uno de sus clientes robados para explicarles personalmente la situación.

«Creó una especie de sistema financiero en la sombra durante años. Confiaba en que la gente a la que ayudaba fuera capaz de reponer el dinero. Pero no fue así», asegura Mete a la televisión británica.

Este ex empleado de banca logro mantener oculto su peculiar sistema financiero durante varios años y llegó a robar hasta un millón de euros. Sin embargo, y según se desprende de la investigación, ni un solo céntimo fue a parar a su bolsillo. Un argumento del que se ha valido la justicia para que Baschiera finalmente pueda evitar verse entre rejas, pese a que ha sido condenado a pasar dos años en prisión. La ley italiana permite evitar la cárcel en penas de esa duración bajo determinadas condiciones, como carecer de antecedentes penales.

 «Piensa que no lo volvería a hacer. Estaba convencido de que podía ayudar a la gente, pero ahora ha perdido su trabajo y su casa», ha comentado su abogado a la BBC.

«El precio que he pagado es muy alto y no lo volvería a hacer», ha asegurado el propio Baschiera al diario La Republica. Ha criticado que el sistema bancario abandone a los pensionistas y a los jóvenes y ha señalado cómo la crisis económica transformó los criterios para acceder a un préstamo. Ya no dependían de «una evalución general del cliente», sino de la opinión de un ordenador.

Fuente: Cinco Días