El Banco Santander elevará en 2018 el dividendo desde 22 a 23 céntimos por acción. Además, a partir del año siguiente, el ejercicio de 2019, lo entregará todo en efectivo y en dos veces, en lugar de en cuatro pagos como ahora. Así lo ha confirmado Ana Botín, presidenta de la entidad, este viernes en la junta de accionistas del grupo, que se celebra en la ciudad de Santander.

La subida anunciada para 2018 es del 4,5%, supone repartir en remuneración al accionista cerca de 3.700 millones de euros que, por última vez, todavía se pagará en cuatro tandas: tres de ellas en efectivo y de 6,5 céntimos por acción y un cuarto en la modalidad de dividendo elección, es decir, 3,5 céntimos que se pueden recibir en efectivo o acciones.

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«Es intención de este consejo de administración que el dividendo total por acción con cargo al ejercicio 2018 sea de 23 céntimos por acción, y proponer el pago del dividendo correspondiente al ejercicio 2019 pase a ser semestral (noviembre y mayo). Y que, ya con cargo a ese mismo año 2019, la remuneración a los accionistas se haga enteramente en efectivo. Esta nueva estructura de pagos no supondrá una reducción de la remuneración total para el accionista respecto a la modalidad de pago anterior», ha señalado Botín. El pago en dos veces y no cuatro, dice el banco, reduce costes de gestión.

El Banco Santander obtuvo un beneficio neto atribuido de 6.619 millones de euros en 2017, un 7% más que el año anterior, tras destinar 897 millones a cargos extraordinarios, entre ellos la integración del Popular. El Banco Popular sufrió pérdidas de 13.560 millones de euros en 2017. El Grupo Santander tiene actualmente 133 millones de clientes y están presentes en 10 países.

Primera junta ‘post-Popular’

La de este viernes era la primera junta de accionistas que celebraba Santander tras haberse quedado el Banco Popular. La entidad fue liquidada por las autoridades de supervisión el 7 de junio, en una sola noche, y vendida inmediatamente al Santander, a cambio de que la recapitalizara para así evitar su concurso de acreedores. El banco llevó a cabo una ampliación de 7.072 millones de euros para hacer la operación. Los accionistas del Popular, cerca de 100.000 inversores, perdieron toda su inversión, porque las acciones fueron puestas a valor cero antes de la entrega al Santander.

«Banco Popular fue el primer caso de resolución bajo el mecanismo único europeo», ha recordado Botín. Ha defendido que «la adquisición permitió su vuelta a la normalidad operativa tras la fuerte salida de depósitos, sin afectar a la estabilidad del sistema financiero y sin ayudas púbicas y la continuación del servicio a clientes». Para el Santander, según su presidenta, también fue bueno, ya que les permitió reforzarse en el segmento de pymes y convertirse «en el primer banco privado de Portugal».

Imagend e la junta de accionistas del Santander. En el frontal del escenario, su nueva imagen de marcaImagend e la junta de accionistas del Santander. En el frontal del escenario, su nueva imagen de marca Getty Images

«Les puedo confirmar hoy que esperamos una rentabilidad sobre la inversión del 13%-14% en el año 2020 y un impacto positivo de al menos el 2% en ele beneficio por acción desde el 2019», ha avanzado Botín, que ha asegurado que han sido capaces de «estabilizar el negocio del Popular», cerrar acuerdos para las ventas inmobiliarias y lanzar un bono de fidelización para captar a una parte de los accionistas de Popular.

Además de repasar los resultados y el dividendo, la junta general de accionistas aprobó también la ratificación y el nombramiento de dos consejeros: Ramiro Mato y Alvaro de Sousa. El consejo tiene asi 15 miembros, nueve de ellos independientes. Un tercio del total son mujeres.

Críticas al marco regulatorio en la era digital

La presidenta de la entidad, en su discurso en la junta, ha subrayado la importancia que le está otorgando en banco a la transformación digital y las nuevas tecnologías. «Seguiremos invirtiendo en plataformas globales digitales, para no solos en el mejor banco comercial, sino la mejor y más responsable plataforma digital y abierta de servicios financieros», ha señalado. Sin embargo, ha criticado la actual regulación y sus diferencias entre entidades y gigantes digitales. «Hoy la regulación es más exigente con los bancos que con las grandes plataformas globales que hacen nuestras mismas actividades. Esto no puede ser así y debe cambiar», ha dicho.

«La sociedad necesita bancos seguros, pero con capacidad para innovar y poder ser competitivos», señala Botín, que pide que el marco regulatorio «garantice las mismas reglas para todos» los que realizan la misma actividad. «Dar un crédito o hacer un pago conlleva los mismos riesgos, lo ofrezca un banco u otra empresa. Necesitamos un maro regulatorio para la era digital, ágil, flexible y justo», ha insistido.

José Antonio Álvarez, consejero delegado, también ha incidido en la competencia digital. Señaló como «focos de inestabilidad a los que habrá que prestar atención» a corto plazo, los cambios en als políticas monetarias de los bancos centrales y la entrada en el negocio bancario de «empresas procedentes del mundo digital».

Botín también ha asegurado que a la entidad le preocupa la ética y la conducta de sus equipos de trabajo. «Siempre se puede hacer más», ha señalado. Y ha anunciado que la creación de «una nueva comisión del consejo, la comisión de Banca Responsable, Sostenibilidad y Cultura. «Su misión será supervisar que gestionamos nuestro negocio de manera responsable y medirá cómo estamos contribuyendo al progreso de las personas y las empresas».

Santander retoca su marca para que sea más digital

Mientras Ana Botín daba su discurso en la junta de accionistas, una tela roja tapaba parte del frontal del escenario. Cuando la presidenta ha anunciado que el banco ha renovado su marca para adaptarla al mundo digital, esa tela ha sido retirada para mostrar el cambio: un retoque más que un cambio profundo, muy centrado en la tipografía.

El color del banco sigue siendo el rojo, aunque lo eliminan del fondo (ahora blanco) y se queda solo en las letras. El símbolo, esa especie de llama blanca que lleva en la marca desde 1986, también sigue ahí (aunque con las líneas algo más estilizadas). La transformación más notable está en las letras: Santander aparece en una tipografía sin remates, más estilizada. De la renovación de la marca se ha encargado la consultora internacional Interbrand.

La idea es que en Internet funciona y se lee mejor así. Y poco a poco irá inundando también las oficinas, según se vayan renovando las cartelerías. Será la marca de todas las sucursales, incluidas las que actualmente son del Popular, cuando se vaya produciendo la transformación de esa marca. En Portugal el banco también ha anunciado que tendrán como única marca Santander, sin el apellido Trotta que lo acompaña ahora.

Evolución de la marca del Santander desde 1857 hasta 2018Evolución de la marca del Santander desde 1857 hasta 2018

Fuente: El País