El superávit de España con el exterior se reduce a mucha velocidad. Según los datos publicados este jueves por el Banco de España, en diciembre de 2016 la diferencia entre pagos e ingresos alcanzó los 28.000 millones de euros a favor de la economía española. Dos años más tarde, al cierre de 2018, el saldo de flujos con el extranjero se sitúa en un superávit más pequeño, de 14.000 millones, justo la mitad. Solo en el acumulado de 2018 este excedente con el exterior se ha desplomado un 53%, desde los 24.000 millones hasta esos 14.000 millones, un significativo empeoramiento en 10.000 millones de euros. 

España soporta una elevada deuda con el exterior, de cerca del 80% del PIB. Así que los expertos consideran que es importante mantener superávits con el extranjero para ir poco a poco recortando ese endeudamiento, una importante vulnerabilidad de la economía española cuando vienen las turbulencias en los mercados y resulta difícil refinanciarla. En el pico de la burbuja, el déficit externo alcanzó un máximo de 107.000 millones que se tomaban prestados de fuera, el equivalente al 10% del PIB en necesidades de financiación. Ahora la situación es mucho más saneada con esa capacidad de financiación positiva de 14.000 millones, en el entorno del 1% del PIB.   

El turismo ha mantenido en 2018 su importante contribución a la balanza de pagos a pesar de la recuperación de otros destinos competidores. En parte porque han subido los desembolsos de los visitantes. Gracias a los ingresos del sector turístico, la economía española consigue compensar los déficits en mercancías y rentas que se van al exterior, sobre todo remesas de inmigrantes. De modo que lo que ha hecho perder capacidad de financiación con el extranjero ha sido el comportamiento de las ventas de bienes y servicios no turísticos, que es donde se han perdido los 10.000 millones.

Una parte de ese deterioro se corresponde a un cierto encarecimiento del precio del petróleo. Pero el grueso se debe al peor comportamiento de la cuenta de bienes y servicios no energéticos y no turísticos. Según se desprende de los datos de aduanas conocidos la semana pasada, las exportaciones solo de bienes crecían un 2,9%. La ralentización de los principales socios comerciales de España está pesando mucho. Por países, están lastrando mucho las ventas a Alemania, Reino Unido, Italia o Turquía.

MÁS INFORMACIÓN

En cambio, las importaciones avanzaban mucho más que las exportaciones: un 5,6%. De ahí que el saldo comercial se deteriore. El déficit comercial en mercancías no energéticas se duplicó desde los 4.000 a los 8.700 millones. Y el energético empeoró en cerca de 4.000 para situarse cerca de los 25.000 millones.

Inversión extranjera

Por otra parte, según los datos del Banco de España, la inversión extranjera directa en España aumentó desde los 6.700 millones registrados en 2017 hasta los 38.200 millones de 2018. Se trata del mejor dato desde 2008, cuando justo antes del estallido de la burbuja entraron en España unos 52.000 millones. La buena noticia puede explicarse por el mayor crecimiento de la economía española respecto a la media de la zona euro. También se han elevado las inversiones de España fuera: desde los 23.600 millones de 2017 hasta los 29.100 millones de 2018. 

Por el contrario, la inversión extranjera de cartera, aquella que es puramente financiera y más volátil, ha caído desde los 60.400 millones hasta los 36.800 millones. Solo el Ibex 35 arrojó una caída superior al 10% en 2018. Y la de los españoles fuera retrocedió desde los 78.600 millones hasta los 42.100 millones.

Fuente: El País