La emancipación juvenil sigue siendo una asignatura pendiente en España. La dificultad de los jóvenes para independizarse no ha parado de aumentar desde 2009 en comparación con la media de la Unión Europea, según los datos presentados este miércoles por el Centro Reina Sofía. Esta realidad, junto con los malos resultados en empleo, arrastran a España al quinto peor lugar entre los 28 países comunitarios en desarrollo juvenil —un indicador que incluye otros parámetros más como el uso de tecnología— solo por delante de Grecia, Bulgaria, Italia y Rumanía.

“La calidad del empleo que se crea no posibilita el abandono del hogar familiar”. Así explica Enrique Calvo Gil, catedrático en Sociología de la Universidad Complutense, que a pesar de haber dejado atrás los años duros de la crisis económica, el motivo por el que no se ha acortado la distancia con el resto de Europa, e incluso que esa brecha haya aumentado. Mientras el índice comunitario de jóvenes hasta 29 años que se independizan ha pasado de 0,38 en 2009 a 0,41 en 2017, en España ha disminuido de 0,20 a 0,14. Esta cifra es la quinta más baja de toda la Unión. Solo Italia, Eslovaquia, Croacia y Malta obtienen peores resultados.

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El empleo es otro de los indicadores que sale peor parado en el estudio, elaborado a partir de estadísticas oficiales sobre jóvenes de entre 15 y 29 años. A pesar de que, en este caso, la brecha con Europa se ha acortado, España ocupa la segunda peor respecto a los 28, con un índice de 0,40, una cifra que solo es más baja en Italia. La temporalidad, la tasa global de empleo, el número de trabajadores por cuenta propia o el de jóvenes inactivos son algunos de los parámetros que se han utilizado para extraer el dato.

España despunta en tecnología y condiciones de vida

La combinación de unos índices bajos en emancipación y empleo explica, en opinión de Gil, los buenos datos en cuanto a condiciones de vida y nuevas tecnologías, los únicos dos indicadores en los que España supera la media europea. “Los jóvenes están sobreprotegidos en el hogar familiar y esto explica, por ejemplo, una tasa más baja de mortalidad y suicidios”, ha argumentado el catedrático, al tiempo que señala cómo la falta de ocupación favorece el conocimiento de la tecnología. “Somos los campeones en las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación, ¿pero a qué precio?”, ha reflexionado.

La educación es el quinto indicador que se tiene en cuenta para calcular el índice de desarrollo juvenil. En dicho parámetro, España ocupa una posición muy similar a la de la media comunitaria, con un índice del 0,56 frente al 0,60 del conjunto de la Unión. Este factor es el que más peso tiene a la hora de establecer la situación global de los países. Un conjunto en el que España ha mejorado su posición con respecto a 2009 y ha pasado de tener un 4,70 en el conjunto a un 4,83, aunque los datos siguen siendo “claramente mejorables”, tal y como ha asegurado el director de la Fundación de Ayuda contra la Drogradicción, Ignacio Calderón.

Fuente: El País