Apenas hace dos meses que Antonio Garamendi (Getxo, 1958) ha llegado a la presidencia de CEOE sustituyendo a Juan Rosell. Y casi desde el primer día ha mantenido discrepancias con el Gobierno. La subida del salario mínimo, la de impuestos, el anuncio de CC OO de que había pactado con el Ministerio de Trabajo una derogación parcial de la reforma laboral… La lista es larga. En cambio, Garamendi, siempre cercano, sonriente y hablador, no ve una mala relación con el Ejecutivo de Sánchez. “No creo que haya habido diferencias. Cuando hablamos de esas diferencias… fue un sindicato diciendo que tenía acuerdos y el Gobierno dijo que no. No tengo que dudar del Gobierno”.

Durante la entrevista, en cambio, sí que deja ver esas diferencias: “No me vale que me den unos papeles que son prácticamente la posición de los sindicatos”. En diciembre, cuando CC OO hizo el anuncio de que había acordado con el Gobierno derogar los aspectos más dañinos de la reforma laboral, Garamendi declaró que el Gobierno era “un árbitro que se vestía del equipo contrario”. “Y lo sigo pensando si fuera así. Pero el Gobierno dice que no es así”.

—¿Lo cree?

—Tengo la obligación de creer al Gobierno.

“Tengo que creer al Gobierno si dice que no ha pactado cambiar la reforma laboral [de 2012]”

—¿Tiene la obligación?

—Creo que tengo que creerle.

Se guarda una opinión definitiva sobre los Presupuestos hasta “principios de febrero”, pero el punto de partida es crítico. “No parece que sea el año en que hay que gastar más o donde pensemos que vamos a ingresar tanto. Y no creemos que todo el peso [fiscal] tenga que caer sobre las empresas”, apunta.

Con los sindicatos, el presidente de CEOE difiere en las formas. “Una mesa de diálogo no se hace en la calle o la tele”. Y en el fondo. “Se habla de cuatro temas: el primero es la prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresa. Ese es un tema que no podemos admitirlo por un hecho ideológico. Lo digo así de claro. Somos los primeros que firmamos acuerdos sectoriales, pero las empresas deben poder decidir”. El segundo es la prórroga automática e indefinida de los convenios que la reforma laboral acotó a un año y los sindicatos quieren recuperar. “Es un elemento propio de la negociación colectiva. No creo que haya que fijarla por ley”. Y no le gusta que se quiera obligar a las empresas a llevar un registro horario y la jornada. “No estamos diciendo que no se controle, para eso hay un cuerpo de inspectores, pero es matar moscas a cañonazos”.

Por último, donde este directivo patronal de larga trayectoria ve “el meollo” es en la regulación legal de la subcontratación de servicios entre empresas. “Habíamos acordado actuar sobre el 42 [el artículo legal que la regula], estableciendo la referencia del convenio nacional o provincial para quien externaliza. Ahora los sindicatos piden que hay que externalizar al convenio de la empresa matriz. ¡Vaya! Entonces directamente acabamos con la subcontratación. Ahí hay un margen más que razonable para actuar”.

Con un cursus honorum casi destinado al cargo que ocupa (primer presidente de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios, máximo responsable de la patronal del metal y de las pymes), ha afrontado la primera polémica interna por su remuneración en CEOE de 300.000 euros al año. “Los estatutos dicen que el presidente puede tener una retribución, estatutariamente dice que la junta directiva tiene que aprobarla, y la ha aprobado, y estatutariamente dice que la comisión de control presupuestario es la que gestiona este tema y es lo que se está haciendo”, enfatiza.

Su habitual cordialidad mengua cuando habla de este tema y se le pregunta si no cree que es mucho. “Esto es la empresa privada. Yo soy empresario. No soy político. Represento a los presidentes de las empresas del Ibex. Ese debate es absurdo, no es un debate de CEOE. Es más, creo que es una retribución humilde en un ámbito empresarial de alto nivel. Mira dónde están las remuneraciones de cualquier empresa del Ibex de coste. Es un tema que me parece demagógico”.

Recurre a la misma expresión cuando se le recuerda que entre los cinco vicepresidentes de CEOE solo hay una mujer, Pilar González de Frutos. “Voy a ampliar las vicepresidencias para buscar equilibrio. Pero hasta que no se cambien los estatutos, no puedo”. Al hablar de fuera de su organización rechaza las cuotas obligatorias para impulsar la paridad: “Creo en la igualdad y trabajamos en ella. En unos días presentaremos un informe sobre brecha salarial. Tenemos el proyecto Promociona, han pasado 400 directivas, donde conseguimos que las mujeres salten a puestos directivos. Hay que hacer políticas activas y ayudas. Pero a mí la imposición de normas no me gusta”.

Otra decisión significativa de sus primeras semanas al frente de CEOE es la integración de la asociación de autónomos ATA. “Creo en la unidad empresarial. Esto suma”, justifica. No ve un problema insalvable en los diferentes intereses de grandes empresas o autónomos: “Aquí están las grandes superficies y el pequeño comercio; las eléctricas y los grandes consumidores. Creo que es perfectamente compatible. Yo también soy autónomo”.

Fuente: El País