Hace cuatro años que la banquera Carina Szpilka (Buenos Aires, 1968) se cambió de zapatos. Literal y metafóricamente. En octubre de 2013 dijo adiós a su puesto como CEO en ING España para buscar nuevos retos profesionales. Admite que lo hizo también por un punto de coherencia. “Le estaba diciendo a la gente que tenía que salir de su zona de confort y yo llevaba 15 años viéndolo todo desde el mismo sitio. Me dije: pues voy a cambiarme de zapatos”.

La búsqueda del nuevo calzado duró más de un año y finalmente esta mujer menuda se decantó por un modelo de deportivas (“hay días que las llevo puestas toda la jornada”) y se metió en el mundo “startapero”, como dice ella. En 2016, junto a Iñaki Arrola (coches.com) e Ian Noel (Bonsai Venture Capital), lanzó K Fund, un fondo de inversión en startups tecnológicas. Szpilka no tiene reparos en reconocer que ella era la “rara del grupo” porque venía del mundo corporativo. “Pero creo que en este momento de cambio tan profundo está muy bien tener la visión de fuera, es la forma de progresar”.

Asegura que le da más vértigo gestionar los 50 millones de K Fund que el balance del banco naranja. “El venture capital es un modelo de aventura en el que sabes que estás apostando por el origen muy inicial de las empresas. Y las startups tienen un camino por delante muy, pero que muy incierto”.

En el resumen de tu perfil en LinkedIn se habla de la revolución digital, de liderazgo, de tecnología… No mencionas tus cargos anteriores. ¿Por qué?

En el discurso de Szpilka abundan frases como “es un rollo buscar financiación” o “emprender es muy duro”: no todo es color de rosa en el mundo de las startups.

Para mí los cargos no dicen nada. La palabra CEO significa que eres el primer ejecutivo, pero no si eres bueno o regular o si lo estás haciendo bien o mal. Creo que a las personas las conoces mejor por lo que opinan y por cómo les gustaría que fuera el mundo.

¿Siempre te ha interesado la tecnología?

Me gusta la tecnología que mejora la vida de la personas, pero no la tecnología per se. Nunca sería una hacker. Es verdad que he tenido la suerte de vivir desde una época muy temprana toda la transformación de la banca.

Lo tuyo, pues, ¿ha sido una evolución natural?

Pues sí. En esta nueva fórmula profesional soy más emprendedora que ejecutiva y creo que hoy el profesional más completo es el que puede aunar una experiencia corporativa con una emprendedora.

¿Personificas la transformación digital de la banca? Ahora incluso eres presidenta de la Asociación Española de la Economía Digital (ADigital).

Eso sería muy arrogante. La transformación digital está empezando y en realidad no sabemos dónde vamos a terminar. Sería una locura pensar que alguien puede encarnar la transformación digital porque sería una persona verdaderamente lunática.

K Fund consiguió 15 millones de fondos europeos, ¿os abrió puertas tu experiencia al frente de ING?

“El capital riesgo tiene que ser capaz de visualizar cómo una innovación puede transformar un mercado”, afirma Szpilka.

Ni Iñaki ni Ian ni yo solos habríamos conseguido levantar el fondo. Es justamente la suma de los tres. Demostramos que este equipo cuenta con la ventaja de tener perfiles diferentes y las ideas muy claras de lo que queremos hacer y cómo hacerlo.

La lista de inversores es secreta, ¿por qué?

Por respeto y por ley de protección de datos. Entre nuestros inversores hay gente muy buena con mucha experiencia en el mundo emprendedor, pero tienen que ser ellos los que lo digan.

¿Están contentos?

Hasta ahora sí, mucho. Una de las cosas que queremos hacer es mantener mucha cercanía con ellos y que en la medida en la que quieran se involucren en las empresas participadas para echarles una mano. Me encanta pensar que en esa lista estará alguna de las empresas del Ibex 35 del futuro. Sé que es dificilísimo, pero me encantaría.

¿Cómo seleccionáis las empresas en las que queréis invertir?

El capital riesgo tiene que ser capaz de visualizar cómo una innovación puede transformar un mercado. Es muy difícil y no hay una regla matemática. Hay algunos modelos que tienen que encontrar el momento adecuado para surgir. Algunas ideas nacieron antes de tiempo y fracasaron, pero diez años después han triunfado.

MÁS INFORMACIÓN

¿Qué papel juega la intuición?

Diría que utilizamos la cabeza 100 % hasta el final. Entonces, entra la intuición. Muchas veces toda la parte racional, los números, te dicen que sí pero no te lo terminas de creer. ¿Sabes que alrededor del estómago se ha descubierto que tenemos neuronas? La intuición tiene una parte de inteligencia.

También tenemos sesgos…

Sí, pero algo que he aprendido es que muchas cosas son cuestión de momentum, tanto las inversiones como las desinversiones. Creo que ese es el éxito: multiplicar por dos y medio o tres la inversión. Eso implica que tienes que vender empresas por diez veces más de lo que has invertido. Este modelo funciona sabiendo que lamentablemente una parte de las empresas no va a tener éxito pero que otras sí van a triunfar de verdad.

¿Cuántas startups han llamado ya a tu puerta?

Han sido más de mil en un año. Hay muchas que discriminamos porque no entran en nuestra política de inversión. Y, ojo, que podemos equivocarnos. Una de nuestras máximas es que el venture capital se equivoca mucho y muchas veces. También nos ha ocurrido en dos ocasiones que hemos aprobado la inversión y la startup nos ha dicho que no. Las tenemos como espinitas clavadas…

¿Hay ahora una lucha por entrar en ciertas startups?

Por los buenos fichajes sí se pelea.

Muchos emprendedores señalan la financiación como un obstáculo importante.

Es que es un rollo buscar financiación. Nosotros lo hicimos y sé que es un trabajo muy tedioso. Además, al emprendedor lo que le gusta es sacar adelante su empresa, pero, claro, también necesita la financiación. Yo les entiendo. Pero, por otro lado, en este momento hay más financiación que nunca en España para estos proyectos. Si es suficiente o no, creo que el tiempo será el que lo diga.

¿Y cuál es el atractivo de K Fund?

Queremos hacer un venture un poco distinto. Nosotros dedicamos el 0,40% de nuestra comisión de gestión al aprendizaje continuo de nuestra comunidad. Hemos organizado, por ejemplo, jornadas en retribución para atraer talento. Esa es una de las cosas más difíciles para las startups.

¿Por qué?

Porque ahora mismo el mundo corporativo está más necesitado o más desesperado que nunca por incorporar en sus filas a perfiles con un carácter más emprendedor. La gente que puede entrar a trabajar en una startup también tiene ofertas del mundo corporativo. Y las ventajas de este último son muy tentadoras. Una de las formas que tienen las startups para atraer talento es dando participaciones en la empresa. Pero es algo que, lamentablemente, tenemos que cambiar mucho. La regulación que se aplica hoy en día en España es la misma tanto si se trata de las acciones que te da una empresa grande como si se trata de las que te da una empresa pequeña. Ese es un talón de Aquiles que estamos peleando desde ADigital.

Como presidenta de ADigital te has marcado como objetivo que España sea líder, ¿estamos a tiempo?

Estamos en un cruce de caminos y en función de las decisiones que se tomen, sobre todo regulatorias, iremos en la buena o en la mala dirección.

Con tanto contacto con el mundo emprendedor ¿se te ha pasado por la cabeza convertirte en uno?

Sí, pero es que emprender es muy duro. Yo lo estoy viendo día a día. Los emprendedores tienen un nivel de entrega, de sacrificio y de creencia en lo que están haciendo altísimo. Tiene mucho mérito y no somos conscientes. No sé si tengo pasta para meterme en ese fregado…

¿Dentro de 10 años seguirás aquí?

Esa es la vida de K Fund, pero nos encantaría que hubiera un K2, un K3…

¿Este trabajo es más divertido que dirigir ING?

Son etapas distintas pero muy apasionantes, cada una por cosas diferentes. Creo que esto no habría podido hacerlo sin ING y también creo que ahora no podría volver a lo de antes. Todo tiene su momentum en la vida.

Fuente: El País