Las lluvias caídas en las últimas semanas por toda España han calmado un poco la sed de un país amenazado por la sequía. Pero no serán suficientes mientras el grifo siga abierto en las viviendas. El consumo medio de agua en los hogares españoles es de unos 132 litros por persona y día, según la encuesta sobre el suministro y saneamiento del agua del INE (el último dato disponible es de 2014). Hay que tener en cuenta que el gasto se duplica en una vivienda con jardín, indican en la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes). Sin embargo, un uso eficiente estaría entre 50 y 100 litros por persona y día para garantizar que se cubren las necesidades más básicas, según la ONU.

Aunque en los últimos años han calado ciertos hábitos de consumo básicos, como ducharse en lugar de bañarse o usar el lavavajillas en lugar de fregar, queda mucho por hacer. Y no solo en España. Según la ONU, se prevé que en 2030 casi la mitad de la población mundial vivirá en áreas de estrés hídrico.

Las nuevas tecnologías son las que más están haciendo por poner freno al derroche. Cada año, novedosos dispositivos y aplicaciones (apps) están recalando en el mercado para ayudar a ahorrar millones de litros en las viviendas.

Algunos de los inventos llevan sello español. AquaReturn es un dispositivo que desde su creación en 2013 por el alicantino Alfonso Cuervo-Arango ha conseguido reducir el consumo en más de 590 millones de litros y ha evitado la emisión de 5,4 millones de kilos de CO2. Se trata de un aparato de pequeño tamaño que impide la salida de agua hasta que alcance una temperatura de al menos 35 grados, evitando el desperdicio y reduciendo el gasto de gas o electricidad de la caldera o termo. “Cuando abrimos el grifo del lavabo el equipo analiza la temperatura del agua que va a entregar al usuario y, si es inferior a los 35 grados, es desviada a través de una electroválvula hacia una bomba que la inyecta donde realmente debería estar, a la tubería del agua fría, para que la vuelva a llevar a la caldera, formando un circuito cerrado”, señala Cuervo-Arango.

Cuando ha alcanzado la temperatura adecuada, el aparato emite un aviso acústico para indicar que ya se puede abrir cualquier grifo del agua caliente sin que se desperdicie agua fría o templada. El ahorro conseguido es de 28 litros al día, 10.000 litros por persona al año.

El equipo, testado por el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja, perteneciente al CSIC, supone un ahorro económico de unos 80 euros al año en una vivienda con cuatro miembros. Además, como no se desperdicia agua templada, hay que añadir otros 70 euros de ahorro en energía cada año. Se coloca bajo el lavabo en unos minutos y sin obras. Su coste es de 347 euros y se amortiza en dos años y cuatro meses.

La firma española Roca contribuye al ahorro con W+W (Wash­basin+Watercloset), un sanitario en forma de L que filtra el agua utilizada en el lavabo para ser usada en el inodoro, lo que conlleva un ahorro del líquido del 50%. Su precio parte de 3.113 euros. Aunque se trata de un sistema poco conocido en España, los sanitarios secos (que no emplean agua, sino que producen compost) permiten ahorrar un 25% del consumo diario de una vivienda y algunas firmas los ven como la solución del futuro. Diversas empresas extranjeras comercializan inodoros secos y alguna vende sus modelos en el mercado español, como la francesa Ecodomeo o la finlandesa Biolan.

Para la ducha, responsable del mayor consumo de agua (10 minutos suponen 200 litros, según la OMS), hay varias tecnologías innovadoras. e-Shower pertenece a la empresa Hamwells y promete ahorros de hasta el 90%. Dicen que en 10 minutos bajo su ducha se gasta lo mismo que en dos minutos en cualquier otra. Lo consiguen reciclando y filtrando el agua desechada para ser reutilizada. Además, se controla a través de una aplicación que se descarga en el móvil y que permite conocer cuánto dinero se está ahorrando, tanto en consumo de energía como de agua. El precio es de 2.950 euros.

EvaDrop es otra ducha inteligente con sensores de movimiento que captan si el usuario no la está usando (porque espera a que el agua salga caliente o porque se está enjabonando) para reducir la presión. Además, incluye una aplicación para smart­phone.

Tomar conciencia

Si no se quiere asumir un desembolso importante, basta con colocar un aparato digital llamado Amphiro que informa al usuario del uso que está haciendo de agua y energía en tiempo real y además fija objetivos y competiciones lúdicas. “Solo de esta manera la tecnología puede desarrollar el efecto deseado y motivar a los usuarios a reducir su consumo mientras se bañan”, señala en su web la compañía con sede en Zúrich. El aparato cuesta desde 69,90 euros.

Más sencilla es la ducha que cambia de color según el consumo; o la piedra de agua (Water­pebble) que se coloca en el de­sagüe. Como si fuera un semáforo, mediante colores que van del verde al rojo, avisa al usuario de que se le ha agotado el tiempo.

El papel de las aplicaciones en la nueva cultura del agua está siendo esencial. Las hay que avisan pasados tres minutos y medio de que la ducha ha acabado (­DuchApp). Y otras (5min­Shower) que transcurridos cinco minutos de agradable música empiezan a enviar mensajes poco agradables para que el usuario cierre el grifo.

En el mercado existen infinidad de nuevas tecnologías que se suman a las más tradicionales y ya familiares para los usuarios, como los sistemas de doble descarga o de interrupción en inodoros, la grifería termostática o los perlizadores o aireadores. Eso sí, antes de apostar por cualquiera de ellas conviene comprobar que no existen fugas porque en ese caso se gastan 200.000 litros de agua al año y ningún dispositivo, por muy eficiente que sea, podrá evitar el despilfarro, indican en Ecodes.

Fuente: El País