«Fuerte, comprometido y listo». Un hombre con talento «que se ha ganado el respeto y la admiración de su compañeros». Un «creador de consensos». Así ha definido Donald Trump a Jerome Powell en el discurso en el que ha anunciado que es su elegido para capitanear la Reserva Federal. «Tiene liderazgo para llevar la economía ante cualquier reto que se le presente», ha defendido. Powell, por su parte, se ha comprometido a cumplir con los preceptos de la política monetaria. «Haré todo lo que esté en mi poder para cumplir el mandato: estabilidad de precios y máximo empleo», ha asegurado en el breve acto.
El puesto de presidente de la Reserva Federal es el nombramiento más importante que tenía en sus manos el presidente de EE UU en el ámbito de la economía. Pone fin a más de tres meses de especulaciones, en un proceso de selección que muchos en el parqué neoyorquino llegaron a comparar con el concurso de televisión The Apprentice que protagonizaba el propio Trump. La elección del presidente de la Fed es crítica para la marcha de la economía, porque es la autoridad que pone precio al dinero. El elegido para llevar las riendas es un republicano moderado.
Jerome H. Powell, conocido como Jay Powell, tiene 64 años. Se formó como abogado en Princeton, pero dedicó la mayor parte de su carrera a las finanzas. Eso le aporta un conocimiento único sobre el funcionamiento de los mercado. Empezó en la firma Dillon Reed en 1984. Ahí estuvo hasta que pasó al Departamento del Tesoro en 1990, con George Bush padre. Tras dejar el gobierno, se hizo socio en 1997 de The Carlyle Group, hasta 2005. Su patrimonio se estima en más de 110 millones de dólares.
Powell forma parte del consejo de gobernadores desde mayo de 2012. Fue nominado por Barack Obama. Está, por tanto, plenamente familiarizado con la estrategia de la Fed y trabajó mano a mano con Yellen estos años. Por este motivo no se espera que vaya a imponer un cambio radical de política. En el Tesoro tuvo como responsabilidad la supervisión de la banca y los mercados de deuda. En su discurso de nominación este jueves, ha reconocido también la importante labor de Yellen al frente de la Fed.
A diferencia de los otros nombres que estaban sobre la mesa, Powell es partidario de mantener una estrategia de retirada gradual de los estímulos. Trump, de hecho, dice abiertamente que quiere que los tipos de interés sigan bajos. El gobernador no solo conoce el funcionamiento interno de la Fed y el plan en marcha para volver a la normalidad, además es favorable a relajar la regulación financiera.
«El sistema financiero», dice Powell, «es de lejos más fuerte y resistente que antes de la crisis». Sin embargo, señala, «trabajaré con mis colegas para garantizar que seguimos vigilantes y estaremos preparados para responder ante cualquier cambio en los mercados o en la evolución del riesgo». También reconoció que las decisiones de la Fed afectan directamente a las familias, por eso asegura que dirigirá su misión de una manera objetiva y preservando su independencia.
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Una alternativa continuista
El designado por el republicano, la alternativa más continuista si la decisión era prescindir de Yellen (que podría haber repetido mandato pero no lo hará), debe ser aprobado ahora por el Senado para que pueda asumir el cargo de una manera efectiva. El ala más conservadora del Gobierno prefería al economista John Taylor, padre de una regla muy seguida en el ámbito de la política monetaria para calcular el nivel neutral de los tipos.
Trump, sin embargo, teme que un encarecimiento más rápido del precio del dinero reste efecto a la rebaja de impuestos que se negocia en el Congreso y dudan de su capacidad para lidiar con una crisis financiera. El elegido por el presidente, sin embargo, vuelve a poner de relieve la relación estrecha que hay entre la Fed y Wall Street. El temor es que se distancie de Yellen en cuestiones de regulación. Sobre ella, Trump ha dicho en el acto de nominación de Powell que agradece su trabajo. «Hemos trabajado 10 meses juntos. Ha servido con dedicación y devoción».
El nombramiento de Jerome Powell como gobernador recibió el voto en contra de 23 miembros del partido republicano, entre ellos el de figura como John McCain, Ted Cruz y Marco Rubio. Fue un voto de castigo al entonces presidente Barack Obama. Esta vez, sin embargo, tendría muy fácil pasar el proceso de confirmación para suceder a Janet Yellen, la primera mujer en dirigir la Fed.
La última vez que un presidente no sirvió dos mandatos fue en 1979. Al sustituir a Janet Yellen, nominada por el demócrata Barack Obama, el republicano Donald Trump rompe con la tradición por la que el nuevo presidente mantiene al elegido por su predecesor. Lo hizo Ronald Reagan con Paul Volcker, después Bill Clinton con Alan Greenspan. El propio Barack Obama mantuvo a Ben Bernanke.
Trump no solo rompe con la práctica de dar continuidad al presidente de la Fed elegido por su predecesor, además elige a un candidato que no está formado como economista. Es algo que no pasaba desde hace 40 años. Powell, sin embargo, es una persona reconocida tanto por la comunidad de economistas como por los inversores. Está por ver, en todo caso, cómo el mercado interpretará sus palabras.
Un momento clave para el relevo
El momento del cambio, de hecho, es complejo. El banco central acaba de empezar a desprenderse de los activos de deuda que fue acumulando durante la crisis financiera, que asciende a 4,5 billones de dólares. En paralelo se dispone a subir tipos en diciembre. Aunque con el cambio Trump busca a alguien que se ajuste más a su doctrina, prefiere conservar la calma que se vive en Wall Street.
Los analistas coinciden en que cualquier movimiento en falso en la Fed puede acaba por tumbar la subida vista en los mercados desde su elección como presidente. Si hubiera optado por un cambio más radical, corría el riesgo de que la volatilidad del mercado creciera ante la incertidumbre por el curso que iba a tomar la política monetaria. La laxitud monetaria, sin embargo, también tiene riesgos.
Donald Trump tiene, además, una oportunidad excepcional para moldear la Reserva Federal a su gusto con cinco de los siete puestos de gobernadores en proceso de cambio. La primera vacante ya está cubierta con la confirmación de Randal Quarles para el puesto de vicepresidente a cargo de la supervisión bancaria. Stanley Fischer acaba de dejar libre otro asiento en la vicepresidencia.
Trump criticó a Yellen con dureza durante la campaña electoral, a acusarle de adoptar una estrategia favorable a los demócratas. El pasado verano, sin embargo, reconoció su trabajo al frente de la institución y la incluyó en la lista corta de candidatos. El republicano, en cualquier caso, está siendo muy consistente a la hora de tomar distancias de las políticas y las personas en los puestos clave de su predecesor.
Adiós a Janet Yellen
Janet Yellen Jose Luis Magana AP
S. P.
Janet Yellen dejará la presidencia de la Reserva Federal dentro de tres meses. La historia empezará en ese momento a juzgar su gestión al frente del banco central más poderoso del mundo. La economista fue una las arquitectas, como mano derecha de Ben Bernanke, de la batería de medidas excepcionales que se diseñaron para sostener el sistema financiero tras el estallido de la crisis hipotecaria y la que inició, hace dos años, el proceso de retirada de los estímulos.
Los argumentos para la reelección de Yellen eran evidentes. La recuperación económica en EE UU mantiene el curso, el mercado laboral se refuerza, la inflación está bajo control y en los mercados domina un periodo de calma. A esto se le suma que comunicó de una manera clara y precisa el curso de su estrategia, para evitar sobresaltos innecesarios de los inversores en todo el mundo.
Su continuidad, sin embargo, planteaba varios problemas políticos a Donald Trump. Por un lado, el presidente está en proceso de quitarse todos los nombramientos clave que hizo su predecesor Barack Obama. Por otros, es el inquilino de la Casa Blanca es favorable a la desregulación financiera para impulsar el crédito. Janet Yellen, por tanto, no es la persona que se ajusta a su doctrina.
Y aunque su nombramiento se veía como altamente improbable desde el día en el que el republicano ganó las elecciones, es la que mejor entiende cuáles son las necesidades de la economía de EE UU. Yellen es, además, una de las grandes expertas en el análisis de las fuerzas del mercado laboral. El mandado de la Fed se sustenta en dos pilares. Uno es el logro del máximo empleo, que ahora Trump debe preservar.
Fuente: El País