El presidente de CaixaBank, Jordi Gual, afirmó ayer que “se ha ido más allá de lo necesario con la bajada de tipos de interés” y que “los inconvenientes” que ha creado esta política “superan a los hipotéticos beneficios que pudiera tener” la estrategia del Banco Central Europeo (BCE). Ante este panorama, reclamó “el diseño de una estrategia de salida de los tipos negativos”. El directivo insistió en que las grandes tecnológicas deben tener las mismas exigencias en el uso de los datos y su venta a terceros que la banca para evitar ventajas competitivas.

Los banqueros ya no disimulan. Su hartazgo con los tipos negativos es evidente. Ayer Jordi Gual, presidente no ejecutivo de CaixaBank, reconoció que antes del verano no esperaban que los tipos fueran a estar donde se encuentran ahora. Por eso se felicitó de haber realizado una fuerte reducción de gastos y plantilla “porque esta es una de las palancas clave para sobrellevar esta situación”.

Gual fue presentado por el presidente del Financial Stability Institute (FSI), Fernando Restoy, exsubgobernador del Banco de España, que realizó importantes alabanzas al directivo. Admitió que los bajos tipos ayudan a reducir la morosidad y empuja a la economía, pero “su margen se ha agotado. Incluso ahora están provocando el efecto contrario ya que las familias incrementan el ahorro ante su baja remuneración, con consecuencias contractivas para la economía”.

Gual, que rechazó con rotundidad que se vaya a cobrar por los depósitos a los pequeños ahorradores, reclamó que el BCE no siguiera el objetivo de la inflación “a cualquier precio; debería tener en cuenta la estabilidad financiera y sostener una política fiscal y reformas estructurales que lleven los tipos a una situación de normalidad”.

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Evitar que se cronifique el conflicto

En su discurso, reclamó un activo común para toda la zona euro, un fondo de garantía de depósitos y un fondo de resolución común en la UE y admitió que es “escéptico” sobre fusiones intereuropeas. También apuntó que le parecía “incomprensible” que existieran restricciones “entre las filiales bancarias” en cuanto a los traslados de fondos o dividendos.

También demandó a los supervisores que impongan a las grandes tecnológicas las mismas reglas en el uso de los datos de los clientes (no poder venderlos a terceros ni tener ingresos por publicidad) que exigen a la banca si entran en la actividad financiera.

En cuanto a la situación de Cataluña, admitió que se han vivido “momentos difíciles en los últimos años” e hizo un llamamiento para que se resuelva la situación “mediante el diálogo” y “dentro del marco legal”. Admitió que “las tensiones no favorecen el desarrollo productivo” y advirtió: “Entre que todos hemos de tratar de que no se prolonguen los incidentes porque si se cronifican es lo que realmente hace más daño a la economía”.

Fuente: El País