El sector de los medios de pagos está atravesando su propia revolución, impulsada no solo por los bancos, sino también por otros operadores como las fintech, o gigantes tecnológicos como Google, Amazon, Facebook o Alibaba, o incluso las operadoras de móviles.
Pese a los nuevos sistemas de pago, el uso de las tarjetas se está disparando en los últimos años, tendencia que las entidades financieras quieren aprovechar ya que es un gancho para fidelizar al cliente a la vez que una vía de entrada de comisiones. Este afán de los bancos por colocar a sus clientes tarjetas también tiene otra ventaja para las entidades, aumentar además el crédito al consumo. Los propios Gobiernos intentan también poco a poco restringir el uso del efectivo, razón por la que impulsan el pago con estos plásticos o con el móvil en España, en particular, y en Europa, en general. Las comisiones que cobran los bancos por el uso de sus cajeros a los no clientes también ha influido en un mayor uso del pago con tarjeta, explican expertos.
Sea lo que sea, lo cierto es que el pago con tarjetas ha duplicado a la retirada de efectivo en cajeros en España en 2017. Ese año se realizaron 3.429 millones de operaciones con tarjetas en los comercios, un 12,6% más que en el ejercicio precedente. De esta forma, se movieron un total de 135.246 millones de euros, un 8,7% más que en 2016, según datos del Banco de España.
Los cajeros se utilizaron 933 millones de veces para sacar 122.473 millones de euros, un 3,5% más que un año antes. Estos datos avalan así que el pago con tarjeta crece casi tres veces más que el uso de efectivo, y supone que los españoles duplican ya el desembolso de sus cuentas con el plástico frente al abono con dinero.
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Todas estas razones apoyan la iniciativa de la banca para crear una tarjeta de crédito con marca común española, al margen de Visa o de Mastercard.
Este proyecto, impulsado tras la fusión de los tres sistemas de medios de pago que operaban en España (Servired, 4B y Euro 6000) por la CNMC en febrero, ya se ha puesto en marcha. Las tres compañías ya trabajan bajo una única marca –denominada Sistema de Tarjetas y Medios de Pago SA a falta de una marca comercial– en el desarrollo de medios de pago en común. Varias fuentes financieras aseguran que ya se han iniciado pruebas piloto con la nueva tarjeta, aunque la iniciativa es aún muy incipiente.
Estas mismas fuentes insisten, de hecho, en que esta futura tarjeta de pago made in Spain no saldrá al mercado de forma generalizada hasta después del verano. Como modelo la banca española tiene a Francia, país que también ha desarrollado su propia tarjeta, y aunque no es el único sí es el más avanzado en esta iniciativa.
La comercialización de la nueva tarjeta española deberá tener en cuenta varios condicionantes impuestos por Competencia. Entre ellos, que sea el cliente y el comercio los que puedan elegir si quieren la tarjeta española o prefieren otras marcas. Uno de los objetivos es aumentar la libertad de elección de las entidades financieras, los comercios y los usuarios finales en relación con los pagos con tarjeta, apunta la CNMC. Aunque la principal exigencia de Competencia es que la nueva compañía se comprometa a trasladar al mercado las eficiencias obtenidas. Es decir, que el abaratamiento de costes que supone para la banca la unificación de los tres sistemas de pago se traslade al comercio, que cobra con los TPV, y a los clientes al usar las tarjetas. “Las tarifas deben garantizar la correcta imputación de los costes vinculados a su prestación”, señala el informe de Competencia.
La banca debe decidir si la nueva tarjeta será únicamente de marca nacional o puede incorporar a Visa o Mastercard también, sobre todo para operar fuera de España. Aunque se incorpore alguna de las dos marcas internacionales, la presión que puede ejercer ahora la banca española sobre Visa o Mastercard para abaratar sus precios “es ya un punto a favor de la nueva iniciativa”, explica un directivo.
Otras fuentes aseguran que, pese a que la marca española sea común para todos los bancos, cada entidad podrá ejercer sus políticas comerciales como ahora y promover sus propios descuentos por el uso de su tarjeta.
Las claves de los cajeros
Negocio de la nueva sociedad de medios de pago. Entre los tres medios de pago ahora fusionados suman un total 78,5 millones de tarjetas, con un volumen asociado anual (desde las perspectivas emisora y adquirente y tanto en compras como en disposiciones de efectivo) de 5.197 millones de operaciones y 307.818 millones de euros.
Acuerdos en cajeros. El lanzamiento de la nueva tarjeta no alterará los acuerdos existentes en la actualidad o los que se puedan formar tras recuperar Santander la gestión de los cajeros y tarjetas de Popular, lo que puede en un futuro alterar los acuerdos fijados con ING o Bankinter y otras entidades financieras. Bankinter, de hecho, ya ha llegado a un acuerdo con los cajeros de las antiguas cajas de ahorros Euro 6000 para que sus clientes puedan utilizar estas máquinas sin coste. Este pacto se firmará en breve, ya que solo está a falta de flecos jurídicos, explican fuentes de Euro 6000.
Redes. BBVA, Bankinter, Bankia, CaixaBank o Sabadell utilizan la red de Servired; Santander y Popular hacen lo propio con la de 4B, mientras que Ibercaja, BMN, Unicaja o Liberbank emplean la de Euro 6000.
Fuente: El País