La curiosidad es una habilidad que los humanos necesitamos para sobrevivir —como el miedo o el dolor— pero es cierto que traemos de serie más de la que nos hace falta para mantenernos con vida. ¿En qué invertimos el resto? En desarrollarnos, en aprender cosas nuevas que puedan hacernos vivir mejor o sentirnos más realizados. Esta inquietud por saber más sobre lo que nos rodea ahora también nos puede ayudar a encontrar trabajo porque va ligada a una serie de características que los empleadores buscan activamente. El Foro Económico Mundial de Davos establece que será una de las cualidades del carácter necesarias para introducirse y mantenerse en el mercado laboral en este siglo.

Y los expertos de Davos no van desencaminados: ya hay estudios que corroboran que los empleados curiosos tienden a tener un desempeño individual mejor en su trabajo. El informe Estudio sobre la curiosidad en el trabajo en España de Infojobs, asegura que el rendimiento, la capacidad de trabajo y la relación con los demás son aspectos que se ven influidos por la curiosidad. «Los individuos curiosos tienden a aprender más y más rápido. Suelen hacer más preguntas, lo que facilita su comprensión de las personas con las que se relacionan y los problemas a los que se enfrentan. Son perseverantes ante problemas y desafíos difíciles de resolver», se puede leer en el estudio.

Además, también tienden a mostrar una mayor apertura a nuevas ideas y están dispuestos a explorarlas, lo que facilita su adaptación a entornos cambiantes. Y si por algo se caracteriza la situación laboral actual y el futuro que se dibuja, es por ser un entorno en continuo cambio. «En esta situación un tanto inestable y poco previsible, sentir curiosidad y no miedo por el entorno se convierte en una ventaja competitiva«, explica la psicóloga Elisa Sánchez.

La curiosidad cotiza al alza especialmente en puestos de trabajo creativos y con los límites poco definidos, como los directivos, técnicos y profesionales cualificados, gerentes y mandos intermedios. Las personas que ocupan estos puestos suelen tener inquietudes y están dispuestos a bucear en la complejidad de las situaciones a las que se enfrentan, preocupados por estar al tanto de las tendencias emergentes en su sector y capaces de cuestionar el statu quo de sus organizaciones. Así, hacen que las empresas innoven y evolucionen más rápidamente. Por el contrario el interés por cuestionarse el trabajo y querer ir más allá es significativamente menor en grupos profesionales donde los trabajos tienden a ser más rutinarios, como es el caso de los operarios.

Aunque en algunos casos la curiosidad puede ayudarte a conseguir un empleo, en otros es fundamental incluso para iniciar el negocio. Las personas curiosas tienden a invertir el tiempo necesario para mantenerse al día en su profesión, a preferir menos las soluciones y métodos ya probados (así como seguir normas y procedimientos a rajatabla), y a gustarles más relacionarse con gente que piensa diferente a ellos. Es lo que sucede con los emprendedores, que crean sus proyectos movidos, además de por sus intereses personales, por la necesidad de resolver un problema. Ser emprendedor implica, casi por definición, correr riesgos. Algunos estudios recientes han encontrado que la tolerancia y actitudes positivas hacia el riesgo predicen el éxito en el emprendimiento. También tienen iniciativa, identifican oportunidades y actúan sobre ellas.

  • ¿Y qué más?

En el estudio The future of jobs presentado en 2016 en el Foro Económico Mundial de Davos, se especifican otras cualidades necesarias para adaptarse al mercado laboral de aquí a 2020. La inteligencia emocional y el pensamiento flexible entran por primera vez en la lista de habilidades necesarias para convivir con la tecnología en el trabajo. Los candidatos deben ser capaces de colaborar, comunicarse y resolver problemas, habilidades desarrolladas principalmente a través del aprendizaje social y emocional. Combinado con las habilidades tradicionales, este dominio social y emocional se convierte en una ventaja competitiva.

Todo esto quiere decir que, junto a la amplitud de horizontes, la creatividad y la inteligencia emocional, la curiosidad te hace más empleable, más deseable para las empresas. Así que quizá no es mala idea incluir esta cualidad en tu currículum vitae o mencionarla cuando te pidan que te definas en tres palabras en el siguiente proceso de selección.

Fuente: El País