Los empresarios tienen hoy en día suficientes preocupaciones con afrontar el difícil contexto actual, caracterizado por un entorno incierto desde el punto de vista político, social y comercial, y las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial que están cambiando drásticamente las reglas del juego competitivo, entre otros retos. Pero las compañías no pueden estancarse en los acuciantes desafíos del presente, sino que deben concentrar sus esfuerzos en conquistar el futuro. Es esencial empezar a plantearse cómo será la competencia en la década de 2020 y a reflexionar sobre cuáles serán las claves del éxito.

Las empresas líderes de hoy difícilmente serán las líderes del mañana. Si miramos el top 10 de las empresas actuales y lo comparamos con el de hace 10 años, comprobaremos que sólo dos han permanecido a la cabeza: Microsoft y Google. El resto han sido desbancadas por empresas chinas y estadounidenses, en su mayoría tecnológicas, extremadamente complejas y de enorme tamaño, con un valor que supera en algunos casos el billón de dólares. Y dentro de otros 10 años muchas de estas empresas tampoco mantendrán su posición en el podio.

Si pensamos en cómo será la competencia en la próxima década, podemos avanzar cinco claves del éxito que serán comunes a todos los sectores y geografías:

La primera será dominar las nuevas reglas del juego. Con las nuevas tecnologías, la información sobre todas las empresas se puso al alcance de todos, y éstas ahora compiten también por su capacidad para aprender. La velocidad de aprendizaje se convertirá en una nueva ventaja competitiva que se acelerará con la inteligencia artificial, gran aliada para renovar el conocimiento y las capacidades a un ritmo cada vez mayor. El secreto estará en aprender cómo aprender.

La segunda clave de éxito será diseñar “la organización del futuro”, capaz de reinventarse a sí misma con un modelo de negocio evolutivo y sistemas flexibles y dinámicos. Para aprovechar todo el potencial de las nuevas tecnologías, los líderes deberán crear sinergias entre lo tecnológico y lo humano: no se trata sólo de desarrollar algoritmos, sino de que éstos ayuden a las personas y éstas se enfoquen en lo más importante, incluyendo su validación, en una suerte de organización híbrida de personas y máquinas.

La tercera consiste en plantear el cambio de forma continua. La experiencia demuestra que el 75% de los grandes proyectos de cambio fracasan, por mucho esfuerzo y planificación que se realice, mientras que el cambio, como proceso continuado, funciona. La máxima del consejero delegado de Alibaba marcará la dinámica a seguir. “Si no hay razón para cambiar, cambia”. También es importante aplicar al cambio un sentido de la urgencia, así como innovar en la manera de enfocarlo.

La diversidad es la cuarta clave de éxito, ya que está íntimamente ligada a la innovación y a la resiliencia, ambas indispensables para lidiar con los contratiempos y la incertidumbre en un contexto intrínsecamente inestable en el que no siempre seremos capaces de prepararnos para afrontar las novedades.

Y la última clave será optimizar el valor tanto económico como social. Las empresas están cada vez más sometidas a escrutinio, las nuevas tecnologías generan recelo, y los consumidores y accionistas no depositarán su confianza en las que no asuman su parte de responsabilidad para solucionar los problemas sociales. Los líderes tendrán que aspirar a ser relevantes tanto desde el punto de vista económico como social, es decir, crear tanto retorno total para el accionista como impacto en la sociedad, sin entrar en contradicciones.

Proponemos, pues, a la dirección de las empresas un punto de partida para elaborar la agenda de la próxima década. Es un debate que ya estamos planteando en foros de reflexión como el de Davos de este año, donde hemos intercambiado puntos de vista y soluciones potenciales con compañías líderes y otros actores clave como Gobiernos, universidades y asociaciones sectoriales.

En los próximos 10 años no será suficiente con poner rumbo hacia el futuro con la ruta que hoy nos hemos trazado. El éxito no consistirá en optimizar aquello que conocemos, sino en estar preparados para todo aquello que no conocemos.

Rich Lesser es consejero delegado de Boston Consulting Group (BCG) y Martin Reeves es director general de BCG y del BCG Henderson Institute.

 

Fuente: El País