No es que Miguel Arias Cañete y José Blanco López sean como los protagonistas de La extraña pareja, esa delirante película de Gene Saks interpretada por Jack Lemmon y Walter Matthau. No caben comparaciones con aquellos dos divorciados que comparten un apartamento; pero sí vale para destacar el compadreo a la que han llegado el comisario de Energía y Acción Climática y el eurodiputado encargado de la directiva de renovables y eficiencia energética en el ejercicio de sus funciones, cosa que no suele ser muy habitual entre dirigentes del PP y el PSOE, como ha pasado en la evaluación de Luis de Guindos para ir al BCE.

Ambos son políticos de raza, uno veterano militante del PP e íntimo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, del que es uno de los principales asesores y con el que fue ministro de Agricultura (ya lo había sido también con el Gobierno de José María Aznar). El otro, igual de veterano militante, pero socialista, ex secretario de Organización del PSOE en la época de José Luis Rodríguez Zapatero, con quien formó parte en el asalto al poder en el partido y con quien luego fue ministro de Fomento.

Dos almas con distinto ideario político. Los dos ya mantenían una buena relación de su etapa parlamentaria española. Pero a los dos el destino les ha juntado en la causa común de la lucha contra el cambio climático y la eficiencia energética y durante las largas negociaciones para preparar la citada directiva europea la amistad se ha estrechado todavía más hasta el punto de que se intercambian halagos siempre que es menester, tanto en público como en privado.

Los dos, a los que les ha unido una causa común, se intercambian halagos en público y privado

El jueves, por ejemplo, Blanco dio muestras de ese acercamiento durante un desayuno organizado por Nueva Economía Forum, el mismo escenario en que muy pocas semanas antes el comisario había alabado la labor de eurodiputado. Cañete extendió sus guiños a Blanco en Twitter por su “trabajo y esfuerzo” por colaborar juntos para fortalecer los objetivos de renovables dentro de la Unión Europea. Blanco le devolvió las alabanzas en un contexto de ataque al Gobierno del PP (“el papel de Arias Cañete contrasta con la del Gobierno español”) y al tiempo mostró su confianza en que Cañete se alinee con las posiciones aprobadas por el Europarlamento en los trílogos (negociaciones tripartitas entre Parlamento, Comisión y Consejo europeos).

Pero su buena relación no quita para que también hagan política de partido y no duden de lanzar cargas de intensidad contra los otros rivales del partido contrario. Y, en este punto es donde pueden chocar con el ministro de Energía español Álvaro Nadal, quien fuera subordinado de Cañete en tiempos pasados tanto en el partido como en el Parlamento y centro de las críticas furibundas lanzadas por Blanco el pasado jueves a la política energética del Gobierno.

A juicio de Blanco, el Ejecutivo español es un transgresor por “los cambios retroactivos introducidos en la spolíticas de apoyo a las renovables”, por “actuar contra los avances” y por “torpedear las decisiones empresariales de cierre de centrales de carbón”. Y remató con un sablazo: “[Nadal] es un ministro que gasta mucha energía, pero poco eficiente”. Eso sí, al menos reconoció que coincidía con Nadal en el impulso que quiere dar a las interconexiones con el resto de Europa, una vieja reivindicación española.

La buena relación no quita para que hagan política y lancen cargas contra a otros rivales

El objetivo de elevar el consumo de energía renovables para 2030 del 27% que proponía la Comisión al 35% coincide con las expectativas españolas; pero no así con el objetivo de autoconsumo. El Informe Blanco López aprobado plantea blindar el autoconsumo como un derecho de manera que los Estados miembros no puedan gravarlo si esta permanece fuera de la red ni establecer ningún tipo de recargo como el llamado “impuesto al sol”. España, sin embargo, aplica un peaje de respaldo que grava a los autoconsumidores conectados a la red con una potencia superior a los 10 kilovatios. En línea con la posición fijada por el Consejo, España entiende que los autoconsumidores sí tienen que pagar aunque autoconsuman para contribuir de forma adecuada con los costes de la red.

Además de esas medidas, el paquete refuerza la seguridad de las inversiones, de manera que los Estados no podrán hacer cambios regulatorios que impacten negativamente en los proyectos nuevos o en marcha; apuesta por la descarbonización del transporte, que deberá utilizar un 12% de renovables en 2030 y congela el uso de combustibles de primera generación e impulsan los biocombustibles avanzados.

Cañete y Blanco (o viceversa) han subrayado que el cambio climático es la mayor amenaza del planeta y que, por tanto, resulta vital impulsar un cambio de modelo energético y descarbonizar la economía con Europa a la cabeza. Más aún si cabe por la política negacionista ce Donald Trump.

Un tándem por la eficiencia energética

M. Á. N.

La foto es reciente, pero hay testimonios de su relación en otras etapas pretéritas en el Parlamento español. Siempre se han entendido y la causa común del cambio climático les ha juntado más. Ellos tienen el destino de las renovables en Europa. Y por ninguno de ellos los ecologistas, que los tachaban de ser más de energías fósiles, daban un duro, quizá por el mundo político del que venían. Ahora la realidad ha demostrado que van por otro camino. Los dos son convencidos del mensaje a favor de las energías renovables.

Fuente: El País