Una vez celebradas las elecciones que mantenían a los partidos y a nuestros políticos pendientes de cuestiones electorales, ha llegado el momento de centrarnos en los asuntos que nuestra economía necesita para ser dinámica y robusta.

Desde nuestra asociación, hemos reivindicado en incontables ocasiones la necesidad de apoyar el desarrollo de la industria de nuestro país y lograr así una mayor representatividad en el PIB nacional para estar al nivel del resto de la UE. Pero apostar por la industria, pasa necesariamente, entre otras cuestiones, por la implementación de una política energética.

Los costes energéticos son uno de los principales factores que impactan sobre la competitividad de los productos industriales, como en nuestro caso, sobre las baldosas cerámicas. Nuestra industria es intensiva en consumo de gas natural, que aporta el calor imprescindible a los hornos con los que cocemos nuestros productos. En España, el 62% del consumo de gas tiene su origen en la industria, siendo muchos de los consumidores sectores fundamentalmente exportadores.

Los precios de gas en España aumentan cada año. Solo en 2018, en nuestro sector la factura se incrementó un 14%, alcanzando los 364 millones de euros. Los precios de gas que soportamos en España superan a los de la Unión Europea y, en concreto, en lo referente a los peajes –coste regulado del gas– superan en un 45% la media europea.

Esta diferencia de precios implica una completa pérdida de competitividad en sectores que son fundamentalmente exportadores, ya que el elevado coste de la energía repercute directamente sobre el precio final del producto. En el caso azulejero, el 75% de las ventas del sector español se realizan en el exterior, por lo que, a pesar de que el azulejo español es líder por su innovación y diseño, debe competir ferozmente con otros muchos mercados contra productores con precios más bajos.

Ante esta coyuntura, las industrias intensivas en el consumo de gas natural nos hemos unido bajo el paraguas de GasIndustrial para solicitar a la CNMC, órgano responsable de la competencia en materia de peajes y retribución del sistema gasista, la resolución del problema en el futuro nuevo marco normativo, así como para ofrecerle una completa colaboración para conseguir equilibrar esta situación.

La industria cerámica por su parte, ha hecho grandes esfuerzos por reducir su factura energética y conseguir ser a su vez más eficiente, bien a través de cambios en los procesos de producción o bien mediante la utilización de plantas de cogeneración.

Hace 20 años, la industria azulejera instaló hasta 28 plantas de cogeneración de alta eficiencia que nos permiten disponer de un calor imprescindible para el proceso productivo, y además, generar de manera eficiente energía eléctrica que se utiliza en las fábricas azulejeras, concentradas en el clúster de Castellón. Un proceso de energía limpia y eficiente que aporta competitividad, como así se reconoce en la reciente propuesta del Gobierno de Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), y como así lo han entendido en países industrializados como Alemania, que en su plan para 2030 plantea un incremento de cogeneración de alta eficiencia del 18% al 21%.

Sin embargo, en España pese a ese reconocimiento, no solamente no existen planes para alargar la vida de las plantas, sino que en este mismo PNIEC, además de errar en el cálculo del ahorro de emisiones logrado por la cogeneración, se plantea una reducción de la potencia instalada que podría llevar al cierre de las plantas que dan servicio a la industria española y, en concreto, del sector azulejero. Se trata de una medida claramente incompatible con las políticas de eficiencia que promueve la Unión Europea.

Corregir el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima; trazar una estrategia de las cogeneraciones de alta eficiencia, como las utilizadas en nuestro sector; ajustar la retribución al transporte y distribución de gas natural para evitar restar competitividad a la industria; y desarrollar un Estatuto de Consumidores Gasintensivos, que reconozca las particularidades de estos sectores industriales, son necesidades ineludibles si se quiere contar con un tejido industrial fuerte.

Un tejido que genera empleo de calidad, empresas auxiliares y puestos de trabajo indirectos. Una industria que desarrolla proyectos de investigación e innovación que crean marca país. Operamos en un entorno altamente competitivo, en el que no competimos únicamente entre nosotros ni solamente contra productos sustitutivos, sino que nuestra competencia está en mercados cuyos costes difieren enormemente de los nuestros. Contar con una estabilidad de precios energéticos sería, para el sector azulejero, un fuerte respaldo y una garantía de futuro.

Habría que escuchar la voz de la industria para considerar cómo puede ser más eficiente energéticamente sin que por ello deje de ser competitiva, sino más bien todo lo contrario.

Vicente Nomdedeu es Presidente de Ascer (Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos)

Fuente: Cinco Días