La morosidad de los créditos concedidos por los bancos, cajas y cooperativas a particulares y empresas se redujo en diciembre hasta el 7,79% frente al 9,11% del año anterior. De esta manera, la morosidad se sitúa en el nivel más bajo desde diciembre de 2011, cuando estaban en el 7,61%. En noviembre pasado estaban en el 8,07%.

La mejoría económica, con una caída del paro, y la bajada de los tipos de interés provocan que los clientes pagan mejor sus deudas, así como en la venta de carteras de activos inmobiliarios tóxicos por parte de algunos bancos, lo que se refleja en una caída del ratio de morosidad. 

De este modo, la tasa de morosidad de la banca española ha conseguido situarse por debajo del umbral del 8% por primera vez desde enero de 2012, según los datos provisionales hechos públicos este jueves por el Banco de España. En total, los créditos dudosos descendieron hasta 97.694 millones de euros en el último mes de 2017, desde los 101.679 millones de euros correspondientes a noviembre.

Esta cifra incluye el cambio metodológico en la clasificación de los Establecimientos Financieros de Crédito (EFC), que desde enero de 2014 han dejado de ser considerados dentro de la categoría de entidades de crédito. Sin incluir los cambios metodológicos, la ratio de morosidad se situaría en el 8%, puesto que el saldo de crédito fue de 1,221 billones de euros en diciembre al excluirse el crédito de los EFC.

Según el portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB), José Luis Martínez Campuzano, el descenso de la tasa, «siendo importante, no hace honor a la fuerte caída de la cifra de créditos morosos» porque el crédito total también está bajando. En diciembre pasado, el volumen de préstamos descendió un 1,7% en tasa interanual.

«Los niveles ya alcanzados por la deuda de las familias españolas, no lejos de las tasas observadas en Europa, anticipan que el proceso de ajuste de la deuda puede estar alcanzando su final. En un contexto de elevado dinamismo del crédito bancario, imprescindible para mantener el fuerte crecimiento de la economía española, cabe esperar que la tasa de morosidad se reduzca en mayor medida en el futuro próximo», apunta Campuzano.

El problema sigue vivo

No obstante, aunque la tasa de morosidad caiga, la banca española tiene un problema con los activos improductivos,»que incluyen no solo los créditos morosos, sino también los bienes adjudicados por impago de deudas. De hecho, también son improductivos los abundantes activos dañados que no están contabilizados como tales, con frecuencia refinanciados. Como lo son también los fondos de comercio y los activos fiscales diferidos», apuntó Arsitóbulo de Juan, ex director general del Banco de España y consultor, en un reciente artículo en este periódico. Hace unas semanas, la Comisión Europea advirtió de este problema en la banca española y el propio Banco Central Europeo (BCE) ha pedido al sector que se desprendan de activos dañados porque están restando rentabilidad al sector, uno de sus principales problemas.

Según De Juan, estos activos siguen en los balances «porque no están bien provisionados y su liquidación materializaría pérdidas no declaradas. Y ¿por qué no están bien provisionados? Por una o varias causas: por la opacidad de algunos gestores y algunos auditores, porque la regulación es laxa y porque la supervisión es ineficaz. Sin olvidar, como trasfondo, que reconocer menos resultados o incluso arrojar pérdidas afecta a los dividendos, a los bonus e incluso a la permanencia de los directivos en sus cargos».

Bruselas, por su parte, recordó que los activos morosos se han reducido en más de 30.000 millones en España en el último año, según apuntó Bruselas en el primer examen sobre la evolución de los activos morosos en Europa, presentado el 18 de enero pasado. La UE espera que ese ritmo se mantenga por «el anuncio de la venta de las carteras del Santander y BBVA, con un valor conjunto de 43.000 millones», y por operaciones más pequeñas en el resto del sector: el Sabadell, por ejemplo, ha hecho algo parecido. «Tras la resolución del Popular, los bancos han acelerado la limpieza de los balances», apunta la Comisión, «y han mejorado los ratios de eficiencia». Y sin embargo aún deben terminar de digerir el atracón inmobiliario de la década anterior a la quiebra de Lehman Brothers.

España está por encima de la media europea de estos activos, aunque han caído en los últimos años. El análisis de Bruselas es positivo: «Los activos morosos van a la baja», dice el informe, «y la caída de la morosidad va a seguir a buen ritmo». Y aun así, la Comisión deja dos preocupantes toques de atención. Uno: los activos dudosos siguen creciendo en los créditos al consumo. Y sobre todo dos: Bruselas alerta de que los niveles de activos morosos «siguen siendo altos en algunos sectores empresariales». El reventón de la burbuja se sigue escuchando: los activos morosos superan el 20% en la construcción (25,2%) y el sector inmobiliario (20,8%). A pesar de la limpieza.

Con el cierre de 2017, la tasa de morosidad se situó 5,81 puntos porcentuales por debajo de el máximo histórico marcado en diciembre de 2013, cuando se colocó en el 13,6%. Por otro lado, en diciembre, las entidades financieras redujeron hasta 58.906 millones de euros las provisiones, lo que supone una rebaja de 2.273 millones respecto al mes anterior. Un año antes, este ‘colchón’ se situaba en 68.459 millones.

Fuente: El País