Ves?”, dice Paul Duan señalando la grabadora sobre la mesa, “este es un ejemplo de buena interacción entre humanos y máquinas. Cuando no había grabadoras los periodistas tenían que anotarlo todo, ahora pueden prestar mayor atención y tener un contacto más cercano con el entrevistado”. Duan, parisino de origen chino, de solo 25 años, es cofundador y presidente de la ONG Bayes Impact, con presencia en Francia y Estados Unidos, que lleva con orgullo ser una organización sin ánimo de lucro que se preocupa por los problemas sociales, cosas no muy comunes en la industria tecnológica.

“En Silicon Valley nos decían que estábamos locos por montar una ONG de carácter social”, relata Duan, “pero yo tenía claro que tenía que tratar de devolver a la sociedad algo de lo que me había dado”. En Bayes Impact, con financiación de instituciones como la Bill & Melinda Gates Foundation, Google, Goldman Sachs o JP Morgan, trabajan en varias ramas, siempre usando algoritmos y big data. “Creemos que la tecnología tiene el poder de cambiar el mundo”, dice el parisino, “ya lo ha hecho de varias maneras. Pero también creemos que si no la utilizamos acompañada de valores y pensando en qué sociedad queremos crear puede conducirnos a una distopía como las que se muestran en la serie Black Mirror”.

Paul Duan, tras la entrevista con EL PAÍS RETINA.

¿Está la gente asustada ante esta perspectiva? “Muchas personas desde luego que sí”, responde Duan, “nos dicen que la inteligencia artificial va a destruir los empleos, y el mundo está cambiando muy rápido y esto es un reto para la sociedad. La gente está perdiendo el mapa, sus puntos de referencia. La juventud busca su sentido, las sociedades están divididas, hay que encontrar soluciones a estos problemas y ahora tenemos herramientas para hacerlo”. El sentido, para Duan, puede estar en preocuparse por los demás.

Aunque la tecnología amenace los empleos, o precisamente por eso, la pelea más importante de Bayes Impact es contra el desempleo: su aplicación Bob Emploi busca el mejor empleo para los usuarios, pero también les guía de forma personalizada en su formación para mejorar su empleabilidad (y hasta da una estimación de la probabilidad de que su puesto sea ocupado en el futuro por máquinas). Con el sistema tradicional de búsqueda de empleo, consistente en entrevistas personales (en Francia se ocupa la agencia gubernamental Pôle Emploi, algo así como el INEM español), existe desempleo a la vez que puestos vacantes en una muestra de ineficiencia. Se presume que este ingenio tecnológico, que se desarrolla en colaboración con el gobierno francés y que utiliza las ventajas del big data, puede reducir el paro por debajo del 10% en Francia. “Un pequeño equipo de menos de diez empleados ha podido acompañar a más de 140.000 parados en Francia en un año”, afirma Duan.

La aplicación Bob Emploi busca el mejor empleo para los usuarios, pero también les guía de forma personalizada en su formación y da una estimación de la probabilidad de que su puesto sea ocupado en el futuro por máquinas

Entre los estudios de Duan, que ha visitado Madrid invitado por el Institut Français, se encuentran las Ciencias Políticas, las Matemáticas o la Economía, en lugares como la Sorbona o la Universidad de Berkeley, cerca de Silicon Valley, “aunque siempre fui un geek de la tecnología”, cuenta. “Aquí geek se dice friki, ¿verdad?”, bromea. Este perfil transversal, entre las ciencias y las humanidades, también puede dar una idea de para qué pueden servir estas últimas en la revolución tecnológica, además de haber servido de base para los propósitos de Duan, cuyo trabajo se encuentra en la intersección de varias disciplinas. “Silicon Valley es una mezcla extraña: por un lado tienes mucha generosidad y gente que realmente quiere cambiar el mundo, pero también mucha presión para competir, ser el mejor, ganar dinero… nada es blanco ni negro. Por lo demás, es una cultura de hackers, de makers, de gente que no se queda en las palabras sino que se pone manos a la obra”, dice Duan, a quien la revista Forbes incluye en la lista de jóvenes menores de 30 años que más impacto pueden tener en el futuro.

Otro de los campos donde opera Bayes Impact es en el de la justicia social. Su plataforma Bridge recopila datos sobre uso de la fuerza por parte de la policía en Estados Unidos. “Nos dimos cuenta de que la violencia policial era un problema serio allí”, dice el emprendedor, “y de que solo un 3% de los 18.000 cuerpos de policía reportaban sus casos de uso de la fuerza. Los ciudadanos están perdiendo la confianza en los agentes”. Mediante Bridge, basándose en el concepto de open source software, pretenden recopilar más información en este sentido, reducir la violencia policial y fortalecer los puentes entre la comunidad y los cuerpos policiales. Ahora, 800 de ellos en California recogen y reportan esta información.

  • Empoderar al ciudadano, mejorar la sanidad

La tercera pata es la atención sanitaria, donde desarrollan un programa que, mediante big data, reconoce a los pacientes con altas probabilidades de sufrir un reingreso hospitalario. Estados Unidos es el país que más gasta en sanidad per cápita y no con los mejores resultados. El 15% de los pacientes de Medicare sufre un reingreso y eso es causa de parte del gasto: se podrían ahorrar hasta 17.000 millones de dólares.

“La tecnología de datos permitirá que los servicios sociales sean cada vez más liderados por los propios ciudadanos”, dice el emprendedor. Entonces, ¿sustituirá el big data a los gobiernos en la gestión de los servicios sociales? “No creo que deba ser así, aunque los gobiernos deben estar al tanto de los avances de la tecnología”, responde Duan. “La tecnología es una herramienta muy poderosa, para bien o para mal, porque puede haber sesgos en los algoritmos y es necesaria la transparencia, así que siempre deben ser los humanos los que la dirijan y le aporten valores morales”.

MÁS INFORMACIÓN

Fuente: El País