«Unos dicen que el mundo terminará en fuego, otros en hielo», dice Robert Frost en un texto memorable. La eurozona lleva 10 años con evidentes signos de congelación: sin inflación, con una gestión de la crisis insuperablemente mediocre, con 20 millones de parados que solo bajan a cuentagotas. Pero ahora que hay algo que por fin se parece a una recuperación, las autoridades europeas avisan ya de los riesgos de un posible recalentamiento basándose en un informe que señala que en varios socios del euro la reactivación ha llegado de la mano de una evolución peligrosa en el mercado de trabajo y los salarios.

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Hay falta de mano de obra cualificada en varios países, a pesar de que la tasa de paro sigue en torno al 8%, con picos superiores al 15% en España o Grecia. Y en algunos socios los sueldos recuperan poder adquisitivo, pero en otros siguen sin crecer a pesar del alza del PIB y de que las tasas de paro rozan el pleno empleo en varias economías del centro y el Este de Europa.

Las políticas fiscales tampoco ayudan: las autoridades fiscales independientes critican las políticas «procíclicas» en varios países, que aplicaron recortes durante la crisis (y provocaron así una recesión más profunda) y ahora aprueban estímulos en lugar de ahorrar y crear colchones fiscales para tener capacidad de reacción en la próxima crisis. El informe les saca los colores a cinco gobiernos: Lituania, Bulgaria, Estonia, Rumania y Bulgaria aplican políticas que las autoridades fiscales consideran inapropiadas.

Los dos grandes riesgos internos en la eurozona son políticos: el Brexit —el divorcio entre Reino Unido y la UE, que puede ser especialmente duro para Irlanda— y el desafío independentista catalán. La AiREF —la autoridad independiente española, que dirige José Luis Escrivá— cree que la incertidumbre política relacionada con Cataluña y la falta de un presupuesto pueden poner en peligro la consecuención de las metas fiscales para este año.

Incumplimiento fiscal

Además, España incumplirá las reglas fiscales hasta 2035, nada menos: la deuda pública, en torno a un preocupante 100% del PIB, no bajará hasta el listón del 60% hasta dentro de 17 años, con 15 años de retraso respecto a lo que dicta la normativa. «La falta de un plan fiscal sólido a medio y largo plazo», critica la AiREF, «es uno de los grandes inconvenientes del marco fiscal español».

Pero España no es el único país en dificultades. El informe identifica problemas en Italia por «los repetidos retrasos en la adopción de incrementos de impuestos», en una economía muy endeudada y que está pendiente de las elecciones de marzo. «Los planes fiscales [del Gobierno italiano] son excesivamente confusos», según ese texto. Los elevados niveles de deuda son también una fuente de incertidumbre para Portugal y Chipre. Grecia, en plena revisión de su tercer rescate, no ha dejado nunca de ser un riesgo potencial.

Fuente: El País