Las exportaciones de mercancías españolas marcaron en 2017 un nuevo récord al registrar los 277.126 millones de euros, un crecimiento del 8,9% respecto al año anterior. Tras un 2016 en el que se ralentizó el comercio exterior, la recuperación de la economía europea tira de las ventas de bienes españolas. Sin embargo, las importaciones también crecen a tasas incluso más robustas. El año pasado se dispararon un 10,5% tocando otro récord histórico: 301.870 millones de euros.

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La cifra de importaciones supera de hecho el momento de mayor apogeo de la burbuja, cuando en 2007 se compraron de fuera 285.000 millones y se registró un déficit comercial por valor de 100.000 millones de euros. No obstante, esta vez hay una diferencia muy sustancial: ante el brutal desplome de la demanda interna vivido con la crisis, las empresas nacionales se volcaron con el exterior aumentando sus exportaciones. Gracias a la mejora de la competitividad ganada durante los últimos años a fuerza de sudor y lágrimas, el déficit comercial solo asciende 24.744 millones y no a 100.000 como antes.

Aunque este dato empeora un 31,9% respecto al año pasado, todavía se trata de una cifra positiva, ya que este déficit de mercancías se compensa holgadamente con el superávit que se obtiene en la balanza de servicios merced al turismo, también en niveles nunca vistos. A su vez, eso permite que España en la actualidad acumule un superávit con el exterior por quinto año consecutivo, del orden del 2% del PIB. Se trata de un hito esencial para poder poco a poco ir reduciendo la abultadísima deuda que se tiene con el extranjero. Esta ronda el 85% del PIB y ha de ser periódicamente refinanciada en los mercados. Tal y como se comprobó durante la crisis, representa el principal Talón de Aquiles de la economía española. Y puede volver a serlo si en algún momento comienzan a subir los tipos de interés con demasiada celeridad.

«La diferencia con la época anterior es que ahora suben las dos, las exportaciones y las importaciones, aumentando la capacidad de nuestras fábricas. Antes, en cuanto la economía iba bien las empresas se quedaban solo con la demanda doméstica y se producía un desequilibrio. Ahora esto no sucede», explica la secretaria de Estado de Comercio, Marisa Poncela.

Las importaciones de mercancías avanzan con fuerza por dos motivos. Uno es que la economía española se recupera y, con ello, la demanda de bienes extranjeros. Diversos estudios apuntaban que se estaba produciendo una sustitución de productos foráneos por nacionales al haber ganado competitividad. Sin embargo, a la luz de estos datos, no lo parece. Una vez recuperado el PIB, se han recobrado los mismos niveles de importaciones que antes a pesar que el petróleo no está más caro que en 2007. La secretaria de Estado ha señalado que mientras que las importaciones están creciendo por precio, las exportaciones están aumentando más en volumen. Es decir, aún así las ganancias en competitividad están siendo decisivas.

Dicho esto, el principal motivo por el que las importaciones están creciendo tanto es el precio del crudo. El año pasado subió un 17%. Y eso en parte ha provocado que el déficit por productos energéticos escalase en 2017 un 27,6%. De ese empeoramiento, un 17% se corresponde con el precio y un 10% con la mayor demanda, aclara Poncela. De los 24.744 millones de déficit, 20.721 millones se corresponden con el saldo energético y 4.023 millones con el saldo no energético. En consecuencia, aproximadamente algo más del 50% del deterioro del déficit comercial procede de los precios de la energía.

Según indica el Ministerio de Economía, «los principales sectores aumentaron sus exportaciones, excepto el automóvil (16,3% del total), cuyas ventas fueron similares a las del año 2016 (crecimiento del 0,1%). Así, bienes de equipo (que representa un 20,3% del total) subió un 9,2%; alimentación, bebidas y tabaco (16,5% del total) creció un 6,3%; productos químicos (14% del total), un 7,8%; y manufacturas de consumo (10,2% del total), un 9,7%». Por el lado de las importaciones, «bienes de equipo (21,5% del total) subieron un 7,8%; las de productos químicos (14,9% del total) crecieron un 5,7%; las de productos energéticos (13,4% del total), un 36,4%; y las del automóvil (12,9% del total) un 4,8%», señala la nota del ministerio.

El sector del automóvil merece una mención especial: después de llevar varios años seguidos tirando con fuerza de las exportaciones, en 2017 se estancaron. En parte por el peor comportamiento de Reino Unido y Turquía. Pero también porque en todas las fábricas se produjeron cambios de modelo que ralentizaron las ventas. No obstante, en diciembre este sector ha sido el que más ha impulsado las ventas al exterior. Según apunta Comercio, de esto se deduce que la implantación de nuevos vehículos ya podría estar surtiendo efecto.

Fuente: El País