La última vez que el Mónaco alcanzó una final en un torneo europeo fue en 2004 y fue amarga: el Oporto le arrebató la que pudo haber sido su primera Champions League. Este año, el equipo monegasco disputó otra final en la que se impuso al Celtic, aunque la competición no tuvo lugar en los estadios a los que nos tiene acostumbrados la Liga de Campeones: esta vez, el partido se jugaba dentro de un ordenador.

Los organizadores de la liga eFootball.Pro, un torneo de eSports de fútbol pensado para clubes de fútbol, pueden estar contentos con los resultados de su primera edición. Trabajan mano a mano con Konami —la compañía que desarrolla el videojuego Pro Evolution Soccer—, han organizado eventos en España, Italia y Alemania y han alcanzado una audiencia nada desdeñable: los vídeos en directo de los partidos de la competición tuvieron más de un millón y medio de visualizaciones. Lo más curioso de todo esto es que el impulsor de esta iniciativa y creador de Esports Media Rights, la compañía que gestiona este torneo, no es un empresario al uso, sino el futbolista profesional Gerard Piqué.

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“Piqué ha aportado al proyecto su conocimiento del sector deportivo, clave para conseguir que jugadores y clubes estén a gusto y que la competición tenga interés para los espectadores y aficionados”, señala el director ejecutivo de la empresa, Jordi Orteu. En su opinión, todavía estamos empezando a ver lo que los deportistas tradicionales pueden aportar a los eSports. “Con la evolución y el crecimiento del sector, es probable que esta tendencia vaya en aumento y la implicación de los deportistas sea mayor”.

  • Los deportistas apuestan por el deporte… online

Al margen del debate sobre si los eSports deben ser considerados como un deporte, jugadores de fútbol, baloncesto, tenis, béisbol y pilotos de Fórmula 1 ven en ellos una oportunidad de negocio que no deben dejar pasar. No es difícil encontrar ejemplos. Hace tres años, el exbaloncestista Shaquille O’Neal invirtió en el equipo NRG eSports junto a dos jugadores de béisbol: Álex Rodriguez y Jimmy Rollins. Otra leyenda del baloncesto, Michael Jordan, realizó una apuesta similar el año pasado por aXiomatics, empresa matriz del club de eSports Team Liquid.

Esta tendencia que también cuenta con nombres españoles. Los futbolistas Sergio Reguillón, Álvaro Arbeloa, César Azpilicueta y David Villa, además de los pilotos de Fórmula 1 Fernando Alonso y Dani Clos, por citar algunos, han visto el potencial del sector y han invertido en diferentes compañías para sacar partido al deporte electrónico.

El deporte tradicional y el electrónico son negocios que tienen muchos puntos en común y es normal que se vayan acercando

Sergi Mesonero, cofundador de la Liga de Videojuegos Profesional.

“Cada vez más figuras públicas vinculadas al mundo del deporte entran en el sector porque les resulta familiar. Muchos de ellos tienen un perfil compatible con este mundo: hablamos de gente a la que le gusta competir y lleva años en la industria del espectáculo”, indica Sergi Mesonero, cofundador de la Liga de Videojuegos Profesional. “El deporte tradicional y el electrónico son negocios que tienen muchos puntos en común y es normal que se vayan acercando. En Europa no es tan habitual, pero en EE UU está a la orden del día”.

  • Hora de desempolvar los mandos

Es comprensible que una estrella del fútbol o el baloncesto quiera sacar partido a su fortuna y, en un ejercicio de diversificación, destine una parte de su inversión a un sector en crecimiento como son los eSports. Pero una cosa es que los deportistas apuesten por los videojuegos y otra muy distinta es que se pongan a jugarlos y a hacer dinero con ello.

En 2016, el jugador de la NBA Gordon Hayward firmó un acuerdo con la compañía HyperX para usar los auriculares de la marca durante sus retransmisiones en vivo. Dos años después, la empresa sumó a su lista de patrocinios a JuJu Smith-Schuster, profesional de fútbol americano. Hayward y Smith-Schuster tienen 60.000 y 80.000 seguidores en Twitch —la plataforma de streaming líder en el sector— respectivamente.

Gordon Hayward juega a un videojuego con un niño en el Boston Children’s Hospital.

“Muchos deportistas tradicionales pertenecen a la generación millennial y no tienen más de 30 años. Para ellos, la cultura del juego online es poderosa y se sienten atraídos por el videojuego como elemento de consumo”, ilustra Fernando Piquer, fundador y CEO del club de eSports Movistar Riders. Pero, ¿están preparados para la competición profesional?

Hace unos años, Abdulaziz Alshehri, ganador de la FIFA Interactive World Cup —la competición de fútbol electrónico más importante del mundo— retó al exfutbolista Wendell Lira, Premio Puskás al mejor gol del 2015, a una partida al videojuego. Lira ganó 6-1. Viendo que no se le daba mal, después de retirarse del fútbol, abrió un canal de Youtube en el que se graba jugando al FIFA que cuenta ya con más de medio millón de seguidores y se dedica a tiempo completo a prepararse para competir en la próxima edición del torneo.

Vídeo del canal de Youtube del exfutbolista Wendell Lira.

Piquer explica que hay una cualidad que comparten futbolistas y jugadores de eSports y que resulta esencial para triunfar a los mandos. “Los deportistas de élite soportan mucha presión a nivel competitivo y, en este sector, la mentalidad marca la diferencia”, advierte. ”Nosotros trabajamos mucho con los jugadores el aspecto psicológico porque aquí, si no tienes mentalidad competitiva y de trabajo en equipo, no vas a triunfar”.

No obstante, para Mesonero, el de Lira es más bien un caso aislado. En su opinión, los jugadores de eSports no deberían preocuparse porque un tenista o piloto de Fórmula 1 les vaya a quitar el título en su categoría. “Un deportista profesional tiene que dedicar el 100% de tu tiempo a serlo e intentar las dos cosas a la vez es complicado”, comenta. “Además, hay que tener en cuenta que las carreras de jugadores de videojuegos son muy cortas y son perfiles bastante jóvenes, por lo que es difícil que un deportista tradicional se recicle y llegue a la élite del deporte electrónico”.

Fuente: El País