Con 95 años recién cumplidos, el grupo madrileño Juste es un ejemplo típico de lo que los alemanes llaman Mittel­stand: una empresa industrial, familiar y especializada. Fundada por el farmacéutico Rafael Juste, ha fabricado a lo largo de su historia toda una variedad de productos y recibido el impacto de la Gran Recesión en plena línea de flotación. La esperanza de Inés Juste (Madrid, 1974), cuarta generación de la familia y presidenta del grupo, es un nicho de mercado en el que la empresa es líder destacada: la fabricación de materiales inyectables o ingeribles para tratamientos radiológicos. Y se ha lanzado de cabeza: en marzo vendió sus otras operaciones farmacéuticas al grupo Chemo para centrarse en este negocio. Por eso Juste no considera que las cifras de facturación —de 25 millones de euros el pasado ejercicio, según la firma— sean reflejo real de las perspectivas del grupo.

Pregunta. El mercado en el que se están centrando está muy regulado y es muy especializado. ¿Cuál es ahora mismo su presencia?

Respuesta. Hemos reducido nuestra participación en el mercado español del producto terminado hasta convertirlo en casi residual. Lo que queremos es desarrollar nuevos productos y crecer como suministradores de materia prima a otros fabricantes. Así podremos, por decirlo así, ser más dueños de nuestro destino y no depender de las políticas de acceso al mercado y regulación de precios del Gobierno español. Y, más a largo plazo, quién sabe, un día, abrirnos a otras marcas terapéuticas.

P. ¿Cuáles van a ser los vectores por los que la empresa pretende crecer a partir de ahora?

R. Tenemos una línea de productos para resonancia magnética que, si Dios quiere, empezaremos a comercializar a partir de 2018 y 2019. También estamos desarrollando productos para tomografías. Tenemos la intención de asociarnos con una empresa china para empezar a producir en Asia. Y además, nos gustaría fortalecer más nuestra faceta como proveedor de servicios, ahora mismo muy pequeña, ofreciendo a otras empresas la capacidad de nuestras instalaciones.

P. ¿Está cuantificado cuánto implican todos estos cambios en la facturación?

MÁS INFORMACIÓN

R. No. Aún estamos barajando distintas opciones, por lo que no se podría decir ahora mismo.

P. La compañía siempre ha hecho mucho énfasis en el control de la calidad, ¿les preocupa a la hora de llevar producción a China?

R. Creo que una de las sinergias que las empresas asiáticas buscan a la hora de asociarse con firmas europeas son los estándares de calidad que tienen estas. En sus países, las compañías asiáticas funcionan bien, pero en mercados más regulados les cuesta más entrar. Por nuestra parte, sería quizás demasiado pretencioso decir que les podemos enseñar, pero sí les podemos ayudar a desarrollar una cultura de calidad que mantenga los estándares europeos.

P. ¿Qué competencia se han encontrado fuera? ¿Se sienten cómodos?

R. Hay productos que fabricamos aquí y en los que hemos desarrollado un monopolio natural: no tenemos competencia. Pero sí hay una situación de competitividad en lo que respecta a la calidad de nuestros productos. Queremos ser un referente en la producción, tenemos un saber hacer muy fuerte que hace que prácticamente no hayamos tenido fallos de producción en los últimos 40 años. Eso nos da una confianza muy grande para seguir encontrando socios y cerrando acuerdos de colaboración.

P. ¿Cuánto representa el I+D en la facturación de la compañía?

R. Más del 5%. Queremos que sea el 10%. Buscamos un desarrollo no solo interno, sino también externo. Yo considero que la colaboración público-privada es algo importantísimo que debe fortalecerse en muchos sectores, y no solo el farmacéutico. Nosotros trabajamos con muchísimos centros de investigación y universidades que complementan perfectamente lo que estamos haciendo aquí.

P. Usted ha ganado el premio CaixaBank como ejecutiva del año. ¿Sigue habiendo reticencias a la presencia de las mujeres en la empresa?

R. Es cierto que en algunas empresas todavía hay reticencias. Pero en muchos casos, las mujeres son las primeras que no desean ascender porque la propia empresa las «obliga» a hacer algunos sacrificios para dedicar tiempo a los hijos. Por mi experiencia sé que desarrollar una carrera ejecutiva con una familia es muy difícil. La sociedad debe ayudar a las mujeres que trabajan.

P. ¿Cómo se puede ayudar desde la empresa?

R. Con medidas que contribuyan a la conciliación, como horarios razonables y flexibles, y, en algunos casos, el teletrabajo. Es una de las políticas que adoptamos en el grupo.

P. ¿Qué representa la empresa familiar en España hoy?

R. Algo muy importante. La empresa familiar representa más del 80% de todo el tejido empresarial español. Tiene dos características que la diferencian del resto de empresas. Por un lado, la visión a largo plazo, ese énfasis en dejar un legado para la siguiente generación; el otro, el compromiso con la comunidad en la que trabajamos. Pero, a la vez, tenemos muchísimos retos. Por un lado, el crecimiento: hay un porcentaje de pymes muy alto. El otro es la profesionalización; tener unos órganos adecuados de gobierno que permitan gestionar correctamente la empresa y que la familia pueda desarrollar su proyecto a largo plazo.

P. Usted siempre ha sido muy activa en el fomento de la participación empresarial en la sociedad civil.

R. Tenemos que trabajar muchísimo más. Se han hecho muchas cosas en los últimos años, pero creo que, por responsabilidad, no nos basta con trabajar para desarrollar y hacer crecer nuestras empresas, que es algo muy legítimo, sino también aportar nuestro tiempo a la sociedad. No podemos dejar todo en manos de los políticos.

Fuente: El País