Las agencias de calificación de deuda siguen con extrema atención la situación catalana. Moody’s, una de las tres grandes, ha emitido dos notas en dos días para sus clientes: una este martes y otra hoy. También el martes divulgó su valoración Standard & Poor’s. En la de hoy, Moody’s advierte, a un día de los miembros del Govern depuesto y los de la mesa del Parlamente, comparezcan ante la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo de que la materialización de los cargos judiciales “podría agravar la situación”.
“La escalada de la crisis constitucional es negativa para la deuda de ambas partes, la soberana y la catalana”, prosigue la nota de Moody’s, que afirma que la aplicación del artículo 155 «asegura que España se mantiene como parte de España en el corto plazo».»Su uso [en referencia al 155] aumenta la incertidumbre sobre como se desarrollará la situación de impasse en un horizonte temporal más largo», añade.
“En toda España, las tensiones políticas en Cataluña y la incertidumbre asociada probablemente dañara la confianza económica y el gasto en consumo, tanto en la región como en el conjunto de la economía española”, avanza Moody’s, que mantiene la calificación de los bonos catalanes en el nivel Ba3, dentro de lo que en el sector financiero se conoce con el nombre de bono basura por situarse en un nivel especulativo alto, y la de la deuda española en Baa2, tres peldaños por encima de la catalana.
Moody’s, además, mantiene la perspectiva negativa sobre esta nota, lo que supone que puede revisarla a la baja en sus siguientes revisiones. “En nuestra opinión, el entorno económico en la región se está deteriorando rápidamente para el último cuarto de 2017”, avisa en la nota anterior, emitida este martes.
Sobre el conjunto de España, la agencia estadounidense explica hoy a sus clientes que “la tensión política obstaculiza el impacto benéfico de los avances recientes en las finanzas y la economía española. El impacto sería más grave si dañara la capacidad de pago de la deuda”.
Sin embargo, Moody’s admite que “todavía hay pocas señales de que esté afectando negativamente a la confianza de los inversiones en la deuda española, ya que la rentabilidad de los bonos a 10 años está más baja que antes de lo que lo estaban el 1 de octubre. Pero el Gobierno tiene que afrontar importantes (aunque menores) necesidades de deuda, que son un punto vulnerable constante en un momento de incertidumbre creciente”.
Fuente: El País