La nube lleva mucho más tiempo presente entre nosotros de lo que imaginamos. Algunas empresas como Google, que nacieron hace ya 19 años, trabajan con el cloud desde sus inicios. La paradoja, en cambio, radica en que su expansión a todos los entornos no se ha generalizado por igual. Como suele suceder con la mayoría de nuevas tecnologías, hay dos velocidades en su uso tanto en los consumidores como en las empresas. Dos velocidades que se resumen en aquellos que ya la han adoptado y los que no. Porque en esto del clouding, la escala de grises resulta inexistente. Aquí te presentamos algunas de las razones por las que deberías pasarte a la nube.

Aumenta la seguridad en la protección de datos

Una de las justificaciones habituales para recelar del clouding es que los datos no se controlan de la misma forma que si se ubican en un dispositivo propio, como el disco duro de tu ordenador. Yolanda Lamilla, responsable de seguridad de Google Cloud, emplea como metáfora la evolución del sector bancario para echar por tierra esta afirmación. “Antes, se guardaba todo el dinero debajo de los colchones porque nadie creía que en los bancos estuviera más seguro. ¡Fíjate ahora! Con la nube ocurrirá lo mismo”, asegura. Incluso se atreve a vaticinar que solo es cuestión de tiempo que cambie el discurso. “Llegará un momento en el que nadie se plantee dónde están más seguros sus datos”, añade.

Pese a que España se ha convertido en un país atractivo para los cibercriminales -en los primeros meses de 2017 recibió más de 100.000 ataques-, la colaboración de la inteligencia artificial con la ciberseguridad son un buen dique de contención para proteger la información más sensible. Como explica Israel Olalla, costumer engineer de Google, los sistemas de defensa están automatizados. “Haría falta mucha gente para combatir cada uno de los ciberataques. Los hackers te pasarían por encima. Con el machine learning, esto se puede contener a base de repetición, porque la mayoría de delincuentes repite el mismo procedimiento hasta la saciedad si les ha funcionado una vez”, argumenta.

Mejor gestión del ‘big data’

Los datos se han convertido en el epicentro de muchos negocios creados en los últimos años. Monetizar la información es la piedra angular, para algunos un quebradero de cabeza, con la que sobrevivir a un entorno en constante cambio. Tal y como precisa Isaac Hernández, country manager de Google Cloud Iberia, uno de los mayores problemas es que hay una gran cantidad de datos que permanecen en silos. Con el clouding, el acceso sería inmediato. “Para segmentar mejor a los clientes o que los procesos que existen en las empresas sean más inteligentes, la nube es necesaria. Pone toda la información disponible junta. Aquí es donde surge la magia del dato”, zanja.

Ahorro energético

La reducción de gastos conforma una política de obligado cumplimiento para las organizaciones. La factura de la luz es uno de estos desembolsos constantes en cualquier balance empresarial. La nube posee una eficiencia energética que puede constituir un ahorro de hasta un 97% en este concepto para la gran mayoría de las pymes. Olalla pone un ejemplo cotidiano como el de la gestión del correo electrónico por parte de las compañías. “Para filtrar el spam, si lo hiciéramos mail por mail, tendríamos que gastar mucha más electricidad que con el cloud, que escala el algoritmo y posibilita que un solo servidor realice todo este proceso”, comenta.

Pago bajo demanda

El temor a invertir grandes sumas en nuevas tecnologías frena a usuarios y empresas con respecto a su posible adopción. El desconocimiento de cuándo recibirán un retorno del dinero ya no es un pretexto para mirar a la nube como algo prohibitivo. Pagar bajo demanda es una de las políticas de Google cuando ofrece su servicio de cloud. “Cualquiera puede contratar lo que necesite de este producto y utilizarlo para lo que tenga pensado. Si no le funciona, deja de pagarlo al momento y ya está. Esto permite que cualquiera arriesgue más y de forma positiva”, destaca Isaac Hernández. 

Sencillez de uso

Aunque referirse a la nube suene a abstracto, la sencillez en el uso de la interfaz constituye un gran activo de este servicio. No requiere conocimientos de ingeniería informática para manejarla como una app más. “Los proyectos se aceleran enseguida con el cloud y los procesos de formación y aprendizaje son baratos y para nada complejos”, subraya Olalla. A esta percepción, se suma Lamilla, que apela a la utilidad en la gestión de la nube como parte central de esta tecnología. “Incluso por el boca a boca en la simpleza de cómo funciona sirve para que los usuarios lo vean como algo que cualquiera pueda emplear”.

Tecnología para un tiempo exponencial

La transformación digital en la que vive inmersa la sociedad no comprende de pausas. Los tiempos se han acelerado. Todo ocurre exponencialmente. Cuesta interiorizarlo, pues la mente humana piensa en el lineal, pero es una reflexión necesaria en todos los ámbitos. “Son tiempo en los que resulta fácil descolgarse, pero hay que comprender que el cloud es un pilar de esta revolución en los negocios”, matiza Hernández. Con el fin de quitar argumentos al temor de esta velocidad de vértigo, Olalla sintetiza en una sola frase la importancia de la nube dentro de este contexto: “Ha venido para que puedas trabajar de una forma sencilla, pero rápido y a escala”.

Fuente: El País