Nada hacía imaginar ayer en el hotel Riu, en Miami Beach, viendo a los pequeños disfrutando de la cristalina piscina, a los padres asoleándose en la tumbona, que el dueño de todo aquello, el poderoso Luis Riu Güell estuviera el lunes pasado a unos kilómetros de aquí esposado en un banquillo ante un juez con gesto grave.

Riu Güell ha sido acusado por la Fiscalía del condado de Miami-Dade por corrupción. Supuestamente, el empresario ordenó agasajar al jefe de Urbanismo de la ciudad de Miami Beach para que este engrasara la maquinaria burocrática de licencias en la remodelación del hotel. La Fiscalía le imputa un cargo criminal de segundo grado por compensación ilegal y otro de tercer grado por asociación delictiva para cometer compensación ilegal, figuras penales similares al cohecho en España. Riu Güell accedió a viajar a Miami para presentarse el lunes ante la justicia. Después pagó una fianza de unos 16.000 euros quedó libre y regresó a España, donde afirmó que confía en ser exculpado: “No todo lo hacemos perfecto, pero puedo decir que no he hecho nada impropio”.

El ejecutivo tendrá que volver a Miami. Se tendrá que dirimir es si él y su empresa cometieron los delitos que les atribuye la Fiscalía o si solo se pasearon al borde del soborno. El abogado Jeffrey Weiner, defensor del hoy exjefe de Urbanismo Mariano Fernández, también imputado, sostiene que no hay pruebas concluyentes de que la cadena sobornara a su cliente, aunque concede que los amigables tratos que mantuvieron “hayan podido hacer levantar cejas” de sospecha. Weiner considera que la “amistad” que trabaron el funcionario y la firma durante la remodelación les llevó a relacionarse con una proximidad que “tal vez hubiera sido mejor que evitaran”, pero afirma que no hicieron nada “ilegal”. Los cargos que les imputan implican penas de cárcel que van de 5 a 10 años.

La Fiscalía basa sus acusaciones en correos electrónicos intervenidos por la policía tras una denuncia anónima del posible cohecho. En los mensajes los investigadores ven la prueba de un claro “deseo de influir” en el funcionario que derivó en que este “solicitara y aceptara beneficios ilegales para él y otros de parte de RIU”, se lee en el acta de acusación. La Fiscal afirmó que Fernández obtuvo de RIU “vacaciones de lujo” y “un trato VIP” a cambio de “llevar de la mano” a la empresa en todo el camino de licencias de obra. Una portavoz de la Fiscalía dijo a este diario: “A RIU le dieron un trato que nadie puede recibir”.

Reforma sin permisos

RIU inició en 2013 los trámites para la renovación de las 284 habitaciones de su hotel en Miami Beach y en 2014 una inspección del departamento de bomberos encontró que un centenar de los cuartos había sido ya remozados sin los permisos debidos. Tras la orden de cierre del establecimiento, la compañía se puso en marcha para desbloquear la situación y “tocó” a Fernández, como se expresa en uno de los correos intervenidos. “Abrir dependerá de qué tanto nos ayude nuestro amigo Mariano [el jefe de Urbanismo] con los inspectores, y estoy seguro de que sí nos va a ayudar”, escribe un empleado a Riu Güell, que más tarde dice en otro mensaje que el proceso estaba “a punto de caramelo” a falta del “empujoncito de Mariano”.

El cruce de correos se multiplica en paralelo a la ansiedad por reabrir y el dueño recibe otro correo que dice: “Luis, estamos haciendo más de lo que hace nadie en Miami, estamos trabajando sin permisos”. “¡Esto es desesperante!”, se queja Riu Güell, que se pregunta, “¿qué no puede arreglar desde su despacho?”; y en otro correo, angustiado, se plantea si los inspectores les están haciendo un “boicot”: “¿Querrán dinero por las visitas?”. En otro correo, escribe: “Tendríamos que haber seguido sobornando”.

Durante 19 meses, expone el acta de acusación, Fernández trabajó a cambio de favores a beneficio de la cadena española para la reapertura del hotel, en 2015. El funcionario y su esposa tuvieron dos noches gratis en el RIU de Miami Beach, cuatro noches gratis en la suite jacuzzi del RIU de Punta Cana y otras cuatro noches sin coste alguno en el RIU de Playa del Carmen, México. Aparte Fernández y sus empleados gozaron de paquetes de viaje a precios irrisorios brindados por la compañía. Riu Güell en sus correos pedía un trato esmerado para su hombre en Miami Beach: “Lo que ha hecho por nosotros no ha sido chiquito”, y una vez resuelto todo escribía a Fernández deshaciéndose en gratitud: “Recuerde que RIU siempre será su casa. Nadie se merece esto más que usted”.

Fuente: El País