El consejero delegado de Ryanair, Michael O’Leary, admitió este martes en Madrid que el acuerdo al que han llegado con los pilotos para la mejora de sus salarios en un 20% supondrá un desembolso adicional de 100 millones de euros al año, pero pese a ello se comprometió a no subir las tarifas para mantenerse como «la aerolínea más barata del mercado».

O’Leary ha defendido el modelo antisindical aplicado hasta ahora por la compañía irlandesa -se ha mantenido 30 años sin sindicatos- y justificó el cambio de política, con el reconocimiento sindical en diciembre pasado de los sindicatos en Irlanda, Reino Unido, Alemania, Italia, España y Portugal, porque “por primera vez ha habido una mayoría de pilotos que lo ha pedido”.

En este sentido, la aerolínea irlandesa reclamó al sindicato de pilotos Sepla que no retrase más la votación del incremento del 20% del salario para los pilotos españoles que la compañía está ofreciendo en todas sus bases y que es, apunta, «independiente de las negociaciones que se están manteniendo para el reconocimiento del sindicato».

O’Leary pidió al Sepla que deje votar a sus afiliados para posteriormente seguir negociando el reconocimiento formal del sindicato por parte de la aerolínea, como ha sucedido en Reino Unido (allí el 80% de los pilotos aprobaron la oferta de subida de sueldo y después el sindicato
Balpa fue reconocido)

El Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas no tardó en responder y acusó a Ryanair
de «no haber dado ni un paso en firme» para reconocerles como representantes de los pilotos de la compañía en España, condición primordial del sindicato para un acuerdo con la dirección sobre la subida salarial. La versión del sindicato de pilotos es que se reunió con la compañía el pasado 15 de enero para hablar del reconocimiento sindical, pero la aerolínea solo aceptaba ofrecer una subida salarial siempre que el sindicato aceptara reconocer el sistema de representación impuesto por la aerolínea en cada una de sus bases

Ryanair sufrió en otoño pasado una ola de cancelaciones, que ha afectado a más de 20.000 vuelos desde septiembre de 2017 hasta el próximo mes de marzo, por la fuga de pilotos hacia otras compañías antes los bajos salarios de la aerolínea de bajo coste. Las protestas de los pilotos para que se reconociera su derecho a sindicarse y las amenazas de huelga, llevaron a la aerolínea a ceder en su política antisindical y aceptar la negociación con los representantes sindicales.

El histriónico directivo se mostró convencido de que tras cerrar el acuerdo con los pilotos se detendrá la fuga hacia otras compañías como Norwegian, porque sus salarios son ahora un 20% superior al del resto de aerolíneas de bajo coste. Para el próximo año, Ryanair admitirá la sindicación de los tripulantes de cabina.

Nuevas conexiones en España

El consejero delegado de Ryanair se ha desplazado a Madrid para anunciar el calendario de invierno de 2018 para España, que incluye 29 conexiones nuevas y el incremento de frecuencias en 35 de las rutas de las que opera, con lo que prevé transportar más de 41,5 millones de pasajeros, un 9% más, y superar los 130 millones de viajeros en su ejercicio fiscal (de marzo de 2017 a marzo de 2018)

Así, la aerolínea ofrecerá nuevas conexiones desde Barcelona a Malta; 3 nuevos vuelos desde Palma a Bérgamo, Roma Ciampino y Dusseldorf; 3 vuelos desde Alicante a Bolonia, Gdansk (Polonia) y Newquay (Reino Unido); 6 vuelos desde Valencia a Burdeos, Cagliari, Fez, Tánger, Bristol, Palermo; 13 nuevas conexiones desde Sevilla (Bristol, Alicante, Cagliari, Catania, Malta, Edimburgo, Fuerteventura, Luxemburgo, Nantes, Oporto, Rabat, Venecia y Tánger; un vuelo de Tenerife Sur a Milán Malpensa; un vuelo desde Gran Canaria a Venecia Treviso y otro desde Santander a Budapest.

Respecto a Cataluña, O’Leary reconoció que han tenido que bajar las tarifas un 30% en los vuelos a Cataluña desde que estallara la crisis secesionista el pasado mes de octubre para mantener ocupados los aviones.

«La situación afecta a la estabilidad y continúa: las tarifas este verano serán más bajas que el año pasado. Hay nerviosismo en Reino Unido, Irlanda y Alemania a la hora de reservar viajes de fin de semana a Barcelona. «Dejaremos de bajar los precios en Cataluña cuando volvamos a atisbar crecimiento y de momento no hay visibilidad», ha señalado el ejecutivo irlandés. .

Fuente: El País