El salón del automóvil de Nueva York es discreto en novedades. Pero los prototipos que se exhiben confirman que Tesla ya no está sola en la vanguardia. La oferta de coches eléctricos y autónomos es cada vez más amplia en un momento crítico para el fabricante de Silicon Valley, pese a que Elon Musk, su fundador, bromeara este domingo -día de las inocentadas en Estados Unidos- anunciando que se declaraba en bancarrota.

MÁS INFORMACIÓN

Tesla representaba hasta hace un año el futuro en el mundo del motor. Llegó incluso a rebasar en capitalización bursátil a General Motors y Ford Motor en pleno frenesí. A final de junio, con las piezas del primer Model 3 entrando en la cadena de ensamblaje, las acciones de la compañía se cambiaban a más de 380 dólares la unidad y tocaban su último máximo histórico.

Ahora se negocian con un descuento del 35%, tras perder una cuarta parte del valor en tres semanas. Los cuellos de botella en la producción del utilitario, las dudas por la fiabilidad de su sistema de conducción autónoma y la creciente competencia de las grandes marcas están creando una grave crisis de confianza entre los inversores hacia su viabilidad.

Musk admitió que el proceso de fabricación estaba siendo un “infierno” que le está forzando a aplazar todos los objetivos de producción que había previsto hace solo seis meses y la tecnología de conducción autónoma que desarrolla no avanza como esperaba. Por si no bastara, la situación financiera de la compañía deja mucho que desear y triplicó las pérdidas a 2.240 millones en 2017.

Moody´s acaba de publicar un análisis demoledor, en el que expresa su preocupación por la rapidez con la que Tesla está quemando efectivo. Por este motivo decidió degradar la calificación crediticia de la compañía, lo que alimentó aún más los temores de que Musk pueda quedarse sin liquidez antes de que acabe el año si el Model 3 no empieza a superar esta sucesión de problemas.

Promesas y números

Los bonos de Tesla también se desplomaron por las dudas de que pueda pagar sus deudas. Este vuelco pone cuestión al propio Musk, que cimentó su reputación durante los últimos años sobre la idea de que iba a revolucionar la industria con cada modelo nuevo que presentaba. La expectativa que generó con el Model 3 llevó a que se hicieran más de 400.000 reservas para adquirirlo.

Tesla presentó el pasado noviembre un nuevo deportivo y un camión que no dice donde va a fabricar, y tiene planes también para sacar al mercado una camioneta pick-up. Pero el entusiasmo que genera Musk con sus presentaciones no se corresponde con la realidad ni con los números, según Moody´s. Y aunque no cuestionan sus logros, sí se preguntan si podrá cumplir con sus promesas.

La tecnología de Tesla, añaden, tampoco es única. Waymo, la filial de automoción de Google, acaba de hacer en Nueva York un pedido de hasta 20.000 vehículos eléctricos fabricados por Jaguar que integrarán durante los próximos dos años su flota de vehículos autónomos. El I-Pace competirá directamente en la gama alta y confirma que se está entrando en una fase completamente nueva.

Segundo accidente

No se quedan ahí los problemas de Tesla. El regulador de la seguridad vial en EE UU está investigando un segundo accidente de un Model X que hace dos semanas se saldó con una víctima mortal en California. Como en el siniestro que mató al conductor de un Model S hace dos años en Florida, tratan de determinar si el sistema de piloto automático fue un factor en el choque.

Tesla tiene previsto presentar esta semana las ventas correspondientes al primer trimestre de 2018. Ahí se verá si la producción del Model 3 va tomando cuerpo y es capaz de demostrar que puede generar los ingresos al ritmo suficiente no solo para calmar a los inversores, sino para que Musk disponga de efectivo para financiar sus operaciones y llevar adelante su gran revolución.

Los analistas de Deutsche Bank anticipan que Tesla incumplirá de nuevo los objetivos. Ante esta ola de pesimismo, el jefe de ingenieros de Tesla pidió a los empleados de la planta en Fremont un esfuerzo para demostrar a los “enemigos” que pueden fabricar vehículos suficientes para atender la demanda. “El mundo nos está mirando”, señala Doug Field, “es un momento crítico”.

Fuente: El País