Goonder tiene una historia para contar. Hace tres años, el español Borja Menéndez tomaba unas cervezas con un amigo que lo visitaba en Buenos Aires. La idea era verse más tarde, por la noche, pero Menéndez no estaba disponible. “Entonces mi amigo me dijo ‘no te preocupes’, sacó un teléfono, abrió Tinder [la plataforma online de citas] e hizo pum, pum, pum. Antes de terminar la cerveza ya tenía tres citas. Yo no tenía ni idea de qué era eso y me quedé flasheado con la experiencia de usuario”, cuenta Menéndez.

Ese fue el “momento eureka” de esta historia. Menéndez intentaba entonces vender un algoritmo de tendencias y percibió que la fórmula del éxito estaba en emular a Tinder, pero adaptando la aplicación a las operaciones en Bolsa. Sería la mejor manera de atraer al público millennial al mundo de las finanzas, sin pedirles más que un sí o un no a las recomendaciones de inversión que la app les mostrara en la pantalla. La idea funcionó. En menos de cuatro meses Goonder, con Menéndez como consejero delegado y socio fundador, ha sumado casi 15.000 usuarios, sobre todo en América Latina y España, y está en plena expansión en Estados Unidos y China, con oficinas en Los Ángeles y Taipéi, en Taiwán.

Los latinoamericanos son reacios a las inversiones financieras. Existe además la sensación de que es un campo para expertos. Goonder intenta neutralizar esos temores. El usuario baja Goonder sin coste, elige un perfil de inversor según su propensión al riesgo y comienza a recibir oportunidades elegidas por el algoritmo.

Lo más recomendable es iniciarse en el modo virtual, una etapa en la que las inversiones son simuladas. Si la cosa funciona se puede dar el salto al modo real, donde entra en juego el dinero de la cuenta bancaria. Goonder hace entonces de nexo entre el usuario de la app y un bróker (intermediario), que es el que hace la operación. Desde entonces el usuario pagará comisiones al bróker, sin costes extras, según asegura Menéndez. “Nos aseguramos de que las comisiones del bróker sean las mismas operando con o sin Goonder”, dice el ejecutivo.

La empresa argentina empezó con una inversión inicial de 570.000 dólares, recaudados en una ronda repartida “entre inversores particulares, contactos profesionales y muchas personas que aportaron al proyecto desarrollando software”, explica Menéndez. El bróker con el que trabajan es Esfera Capital, que opera a través de la plataforma de Interactive Brokers y da acceso a los principales mercados. En breve tenía previsto sumar a eToro y Just2trade en Estados Unidos y Avalok Capital en Hong Kong. La empresa se apoya en el corto plazo de las inversiones, las prevenciones que la app tiene ante el riesgo y en eliminar la burocracia de la compra de acciones.

Para dar “sí” a la propuesta de Goonder basta con deslizar el dedo sobre la pantalla del móvil. En ese momento la aplicación emite una serie de órdenes que permiten vender cuando se alcanza un determinado beneficio, cuando las pérdidas son mayores al 2% o en un plazo de entre cuatro y seis días.

Beneficios normales

“Esto es corto plazo”, dice Íñigo Alberola, un ingeniero francés que viene del mundo de los bancos y es cofundador de Goonder. “Tampoco hay que pensar que harás el 100% de beneficio cuando el común de los mortales hace un 3%. Goonder te va a dar una ganancia similar a la que tiene la gente en el mercado financiero. Lo que cambia es la manera de hacerlo: le quito la variable de la toma de decisiones”, aclara. Menéndez advierte, sin embargo, de las desventajas de invertir sumas demasiado pequeñas. “Si el bróker aplica comisiones mínimas, por mucho que ganen se pueden licuar las ganancias”, dice, “por eso advertimos a cada usuario que estén atentos”.

Como sucede a muchas apps, lo más complejo es garantizar la rentabilidad. “El bróker cobra la comisión habitual al usuario y la comparte con nosotros por llevarle el cliente. Eso pasa con Esfera Capital en España, pero no es el modelo que tenemos en EE UU, por ejemplo. Allí cobramos por usuario que abre una cuenta en el bróker y si ese usuario cumple algunos objetivos nos llevamos un poco más de dinero”, explica. Con pocos meses de vida, los ingresos han sido hasta ahora irrelevantes.

Fuente: El País