La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre va a celebrar el 50º cumpleaños del Rey Felipe VI como suele hacer para conmemorar otros acontecimientos, con la tirada de una moneda especial. En este caso, se trata de una moneda de 30 euros, acuñada en plata, grande, de 33 milímetros y 18 gramos. Por una cara, llevará el perfil de Felipe VI y por otra, el escudo de armas de Felipe VI, pero con una particularidad: el escudo se verá en colores.

Según han explicado fuentes de la Fábrica de Moneda, el color se consigue con un lacado que se aplica con una máquina guiada con láser. Será la primera vez que se acuñe con colores una moneda de gran tirada —un millón de piezas—. Anteriormente se han fabricado monedas con colores, pero en tiradas muy pequeñas, de entre 2.500 y 5.000 ejemplares, de piezas destinadas a coleccionistas. El sistema láser, recientemente adquirido por la Fábrica de Moneda, guía el tintado del escudo, que incluye los colores dorado, rojo, azul, verde y púrpura, en función del relieve de la moneda.

La tirada será de un millón de ejemplares, que se podrán adquirir a su precio facial, 30 euros. Los interesados, según informa la Fábrica Nacional de Moneda, también podrán reservarla en las entidades bancarias para hacerse con ellas a partir del 30 de enero, fecha en la que el Rey cumple 50 años.

Para conmemorar la efemérides, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre también acuñará y emitirá una tirada de 400.000 monedas de dos euros. A diferencia de la conmemorativa, no pensada como circulante, estas sí entrarán en circulación. El reverso de la moneda será igual que el del resto de países del euro (con su valor facial, el mapa y las estrellas europeas), mientras que el anverso, la cara destinada a los motivos nacionales de los países miembros del euro, reproducirá en la zona central el escudo del Rey y una leyenda con el evento.

Cada año, cada país de la UE puede acuñar dos monedas de dos euros con motivos propios conmemorativos. Además de la del cumppleaños real, en 2018 se acuñará una dedicada a Santiago de Compostela.

Fuente: El País