Deoleo, el fabricante de aceites de oliva como Carbonell, cerró 2018 con unas pérdidas de 291 millones de euros, después de llevar a cabo un test de deterioro de activos que ha aflorado un impacto negativo sobre la cuenta de resultados de 200 millones, sobre todo generados en los negocios de EE UU e Italia. En 2017, las pérdidas de la compañía fueron de 18 millones.

Según la documentación remitida a la CNMV, la aceitera cerró 2018 con unos fondos propios de 35 millones de euros, un 88% menos que hace un año, y según confirma  ha incurrido en causa de disolución, ya que ese patrimonio neto es inferior a la mitad del capital social, de 140 millones tras la última ampliación de capital. 

Como consecuencia de esto, Deoleo ha anunciado que «la sociedad dominante del grupo debe reequilibrar su situación patrimonial de acuerdo con lo establecido en la Ley de Sociedades de Capital. Conforme a dicha norma, el consejo de administración tomará las decisiones e implementará las medidas necesarias». En septiembre del año pasado, Deoleo ya llevó a cabo una ampliación de capital de 25 millones de euros para financiar su expansión internacional. 

Ahora, tal y como marca la legislación, el consejo de administración deberá convocar junta de accionistas en el plazo de dos meses para promover alguna medida que saque a la compañía de causa de disolución, como una ampliación o reducción de capital. En la documentación publicada, la compañía desliza la idea de reducir capital, ya que dice contar «con una cifra de capital social suficiente para el restablecimiento del equilibrio entre el capital y el patrimonio neto».

Ayer, el máximo órgano de gobierno de Deoleo cesó al que ha sido durante los últimos años máximo responsable de la gestión, Pierluigi Tosato.

El cierre de 2018 culmina una tendencia a la baja para la compañía, propiedad del fondo CVC. Sus ventas fueron de 605,5 millones, un 12,5% inferiores a las de 2017, y su deuda financiera neta se situó en los 556 millones de euros, un 1% menos que en 2017. La caída de la facturación la explica por el entorno de precios bajos del sector, una guerra en la que Deoleo decidió no entrar. «El negocio del aceite de oliva está fuertemente condicionado por una oferta de producto en la que el único incentivo de compra es el bajo precio. No hay futuro si se sigue esta tendencia», afirma la sociedad en una nota de prensa..

En su informe de resultados, la sociedad explica que ha reformulado su plan a cinco años, después de constatar «la necesidad de más tiempo e inversión para la implementación de la estrategia del grupo, orientada al valor y la calidad como contraposición a la estrategia de volumen y precio seguida por algunos competidores, junto con el hecho de que se observa la necesidad de realizar inversiones comerciales adicionales en el norte de Europa para la mejora de sus ventas y márgenes».

Fuente: Cinco Días