Duro Felguera parece que no sale del oscuro callejón en el que entró hace más de un año. La firma asturiana con más de 160 años de historia no logra levantar cabeza pese a la inyección de capital por 125,7 millones de euros llevada a cabo a finales de julio y la quita del 85% que realizaron los bancos a su deuda antes de realizar su ampliación de capital.

La compañía asturiana ha tenido que recurrir a la contratación de Senén Touza, el consultor de Deloitte que salvó a Pescanova de la quiebra como chief reestructuring officer (CRO) con categoría de director general para que intente reflotarla. También ha fichado a José María Orihuela, ex número dos de Sacyr, y al ex director general de desarrollo de negocio, Miguel Ángel Peña, para intentar dar impulso a la compañía.

Pero estos fichajes son temporales, ya que la empresa busca también un director general que actuase en el futuro como un consejero delegado, ya que entre el consejo y en la banca existe la idea de eliminar las funciones ejecutivas que ostenta ahora su presidente, Acacio Rodríguez.

De momento, los fichajes realizados ahora, que cuentan con el beneplácito de todo el consejo y de la banca acreedora, tienen un objetivo claro y un plazo para conseguirlo. Deben intentar que Duro Felguera salga del bache en el que se encuentra y comience a formalizar contratos, ahora prácticamente paralizados.

No en vano, el nuevo consejo de administración de la firma asturiana (modificado a raíz de la ampliación de capital) tiene previsto presentar en noviembre una actualización a la baja del plan de negocio cuatrienal aprobado en junio, reduciendo considerablemente las principales líneas de ventas, ingresos, beneficio y contrataciones.

No se descarta, de hecho, que la compañía necesite una nueva inyección de capital que se ejecutaría en 2019.

El plan cuatrienal de negocios (2018-2021) presentado en junio preveía unas ventas de 1.146 millones y un resultado bruto operativo (ebitda) de 78 millones al final del periodo. En lo relativo a la cuenta de pérdidas y ganancias, estimaba que cerraría este ejercicio con un beneficio neto de 170 millones, que bajaría a 36 millones en 2019 y se situaría en 38 millones un año después, para cerrar 2021 con 51 millones.

Pero ni los números actuales ni los pedidos acompañan este plan. En el primer semestre la firma perdió 54,9 millones, y se espera que al cierre del presente ejercicio los números rojos sean mayores ante la falta de contratación y por la revisión de un crédito de 50 millones de euros.

“Le está costando arrancar. Ese es el problema de Duro Felguera. El bache es superior a lo que preveía”, explican fuentes financieras conocedoras de la situación de la firma asturiana.
La banca, de momento, está preocupada porque la firma no ha utilizado la línea de avales por 100 millones de euros que le concedieron en junio.

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Fuente: Cinco Días