«No nos interesa tanto ir a ganar dinero como situarnos allí para promover la marca Barcelona y la marca Consorcio de la Zona Franca (CZF)«. Pere Navarro, delegado especial del Estado en el CZF, describe así por qué un organismo público, participado por el Ministerio de Economía y el Ayuntamiento de Barcelona, ha decidido dar el salto y llevar su actividad al otro lado del Atlántico. El próximo mes de octubre, por primera vez, exportará a Colombia su Salón Internacional de la Logística (SIL). Lo organizará en la ciudad de Barranquilla junto a Corferias, una empresa cotizada colombiana que se ha convertido en el principal operador ferial de Centroamérica.

El éxito del SIL llega tras 22 ediciones instalado en Barcelona y después de que el pasado año concentrara también la celebración del salón eDelivery (especializado en el reparto de la denominada última milla) y el Congreso Mundial de Zonas Francas, entre otros eventos, lo que permitió reunir en la capital catalana a más de 700 empresas. El salón se ha convertido en un referente del sector en el sur de Europa, arrastrado por el auge del comercio mundial y por el boom del comercio electrónico en los últimos años, lo que ha generado nuevos salones como el de eDelivery. Y, aunque se ha centrado especialmente en la zona del Mediterráneo, en los últimos años ha aprovechado la puerta que representa España en Latinoamérica para estrechar relaciones.

De hecho, Navarro destaca que el cierre del acuerdo ha sido posible gracias a los contactos que, desde hace años, el consorcio ha entablado con el mundo empresarial latinoamericano y, en el caso del próximo SIL Américas, subraya los esfuerzos realizados por su antecesor en el cargo, Jordi Cornet.

El SIL no es el único producto de su catálogo que el consorcio barcelonés quiere llevar más allá de la capital catalana. Sus negociaciones en Colombia también se han extendido hasta el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo del país, con el que ha negociado la posibilidad de que Bogotá instale en su territorio otra iniciativa estrenada en Barcelona en 2019, el 3D Factory Incubator, la primera incubadora europea de alta tecnología en fabricación por adición, proceso denominado también impresión en tres dimensiones.

El proyecto, para el que se calcula una inversión de 100 millones de euros, prevé acompañar a proyectos noveles que apuestan por esa tecnología en diferentes ámbitos económicos. «Para nosotros es una oportunidad porque permite crecer a empresas nuevas con una tecnología con mucha proyección y para ellas también es interesante porque todas las administraciones están buscando la industria del futuro», explica Navarro.

Una representación del consorcio visitó también el año pasado Nueva York y detectó cómo la impresión 3D es uno de los focos en los que estaba centrado el New Lab de la ciudad —un viejo astillero de la armada estadounidense que alberga compañías tecnológicas—, con un concepto muy parecido al que quiere desarrollar el organismo español.

La entidad que dirige Pere Navarro le ha dado una vuelta a su historia en las últimas décadas. Creada en 1916, fue la primera entidad pública de dinamización económica creada en España y su primer cometido fue la puesta en marcha del polígono industrial de la Zona Franca, emplazamiento donde empezó a operar Seat y donde actualmente están implantadas en torno a 150 empresas. Pero el consorcio ha mudado su forma de operar y ahora va más allá de la mera gestión de suelo industrial. Ha promovido por encargo edificios para empresas y organismos en Barcelona y ha aprovechado su suelo para la implantación de una nueva industria. Su cifra de negocio alcanzó en 2018 (último ejercicio disponible) los 52 millones de euros, obteniendo un beneficio neto de casi la mitad: 25,6 millones.

Fuente: El País